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En el caso de Colombia, al ser un país en vía de desarrollo, estar en capacidad de suplir de alimentos a la sociedad se vuelve un tema aún más importante, en cuanto a que el éxito de su gestión impacta de manera más notable en el estándar de vida de los habitantes. Sin embargo, a pesar de avanzar en los últimos años en la reducción de la pobreza y la subalimentación, la incidencia de ambas continúan siendo muy altas en términos generales. De acuerdo al DANE (2023), la incidencia de la pobreza monetaria en el país se ubica en un 39% posterior a la pandemia. Por su parte, de acuerdo a los datos suministrados por el DANE y la FAO en los últimos días, el 28% de los hogares del país se encuentran en inseguridad alimentaria, lo cual significa que no cuentan con la cantidad y calidad de alimentos suficientes para alimentarse de manera satisfactoria.
El asunto adquiere mayor relevancia cuando analizamos la situación de inseguridad alimentaria a la luz del potencial agrícola que tiene el país. Lo mencionado nos lleva a valorar la importancia de producir alimentos inocuos, de calidad y suficientes para la demanda interna del país, al igual que a apoyar a todos los productores nacionales, profesionales del sector agropecuario, y especialmente a los Ingenieros Agrónomos, quienes aportan sus conocimientos técnicos y científicos para el bienestar social.
En este aspecto específico, hay que recordar que los ingenieros agrónomos son el puente entre las decisiones públicas y la producción agrícola, por lo cual son fundamentales para aumentar la producción agrícola a precios competitivos. Ello conlleva a que como profesionales se plantee un reto especialmente importante: ser capaces de liderar una transformación basada en los conocimientos técnicos y científicos, logrando de esta manera mejorar en cantidad y calidad los alimentos producidos en el país.
En concordancia con todo lo expuesto en este artículo, junto con el Ing. Luis Armando Castilla, presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Tolima, la invitación es a continuar afrontando los retos estructurales que se tienen como profesión, fortaleciendo la unidad como gremio, y teniendo en cuenta toda la actual coyuntura para buscar soluciones que beneficien a la sociedad. Todo el trabajo que se realice en ese aspecto, se verá reflejado a futuro en profesionales con más garantías, un sector rural más próspero y especialmente un país que goce efectivamente tanto de seguridad como de soberanía alimentaria.
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