Diferendo Colombia - Nicaragua

Columnista Invitado

El reciente fallo emitido por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya constituye un hito en la historia de Colombia y refuerza nuestra posición en la disputa territorial y marítima con Nicaragua. La Corte ha dejado claro que las pretensiones del país centroamericano de extender su plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas que delimitan su frontera marítima con Colombia, carecen de fundamento.
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Colombia mantiene entonces todos sus derechos sobre el mar de San Andrés, donde se encuentran recursos pesqueros e importantes reservas de petróleo y gas. Con la resolución del jueves, que es definitiva y no puede ser apelada, se pone fin a las demandas presentadas por Nicaragua contra Colombia ante tribunales internacionales por la soberanía de una región que ha sido objeto de disputa histórica.

Hay que mencionar que los antecedentes de esta contienda se remontan a 2001, cuando Nicaragua presentó una demanda reclamando soberanía sobre San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Este hecho desencadenó una serie de litigios y tensiones entre ambos países, culminando en el fallo parcial de la CIJ en 2012.

En dicho fallo, se otorgó a Nicaragua una mayor delimitación marítima, lo que llevó a Colombia a rechazar la sentencia y retirarse del Pacto de Bogotá, un acuerdo suscrito en 1948 que establece la resolución pacífica de los pleitos territoriales. A raíz de esto, nuestro país se vio obligado a ceder aproximadamente 75.000 kilómetros cuadrados del mar Caribe a Nicaragua, aunque ratificó su soberanía sobre el archipiélago.

Este jueves, Colombia obtuvo una victoria concluyente frente a la última demanda presentada por Nicaragua en La Haya. Es importante destacar que este logro no es el resultado de un esfuerzo aislado, sino del trabajo continuo de muchos años en la defensa de los intereses nacionales, construido sobre el legado de gobiernos anteriores y con la participación de diplomáticos, abogados y expertos para fortalecer la posición nacional.

El éxito reafirma el control de nuestro país sobre estas áreas y abre el camino para una mayor estabilidad y cooperación regional, al poner fin a esta larga disputa y sentar las bases para una relación más constructiva entre Colombia y Nicaragua.

Adenda. Muy reprochable el actuar del embajador colombiano en Nicaragua, León Fredy Muñoz, quien se mostró muy afín al régimen de Daniel Ortega, acusado de graves violaciones de derechos humanos. Sus declaraciones y acciones en ningún momento estuvieron alineadas con su rol de defender los derechos nacionales y por el contrario fueron motivo de ofensa para un pueblo que hoy sufre una fuerte represión.

Victor Castillo

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