Salario mínimo, herramienta del Presidente para tratar de recuperar popularidad

Columnista Invitado

Todos los años por esta época se vive la misma expectativa frente a lo que se defina del salario mínimo, pero este año en particular es muy importante por las condiciones económicas que viene atravesando el país.
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El escenario es una economía que viene decreciendo como lo presento el Dane hace escasos días con un -0,41% en el mes de octubre, que enciende todas las alarmas porque los sectores mas importantes y que mas empleo generan como son, Comercio, Industria y Construcción, vienen decreciendo en niveles entre el -5,2 y -5,4%, y a pesar de la insistencia de los Gremios Económicos, el Presidente no ha querido atender el llamado de iniciar un plan de choque articulado para contrarrestar este impacto.

Otra de las variables importantes y que durante los años anteriores aporto de manera representativa a los buenos resultados de la economía, es el consumo de los hogares, que de acuerdo con los últimos datos de la firma Raddar, en Noviembre cayo -1,58%, frente al mismo período del año anterior, condición que ya lleva 13 meses consecutivos.

La inflación que es una de las variables que se tiene en cuenta en la estructuración técnica del salario mínimo, viene cediendo de forma lenta y se espera que cierre el año sobre el 9,8%. Otro dato relevante y que forma parte de esta estructuración, es la productividad, que tuvo un resultado del -1%. Estos dos componentes son los que han pedido los representantes de los sectores productivos en la mesa de concertación que se tomen en cuenta para una decisión apropiada y no impacten las proyecciones que se tienen para el próximo año, sin embargo, del otro lado están las centrales obreras, que proponen un incremento del 18%, dato sacado de la manga, sin ninguna estructura o análisis técnico y que a través del escudo presidencial, la red social X, el presidente Gustavo Petro, respaldó arremetiendo contra uno de los actores mas importantes de la economía del país, diciendo que "Fenalco debería recapacitar en su actuación pública. Si quieren vender en sus grandes superficies comerciales entonces necesitan compradores con buen sueldo......", lo cual no solo es irrespetuoso, sino técnicamente incorrecto, porque si se eleva demasiado el salario de los trabajadores, se afectan las estructuras de costos, aumentando los precios, quitándole competitividad a las empresas y disminuyendo la capacidad de compra de los hogares.

Sumado esto a que cada punto que se incremente el salario mínimo por encima de la inflación, le cuesta a la Nación $1.5 billones, como lo expreso el Ministro de Hacienda, que si lo cruzamos con la propuesta de las centrales obreras, seria prácticamente una nueva reforma tributaria de $12 billones.

Bajo este contexto las posiciones están distantes, con unas centrales obreras pidiendo de forma desmedida, sin argumentos técnicos pero sintiéndose plenamente respaldados y por el otro los gremios, en representación de los empresarios, que vienen argumentando de forma clara y precisa, cual debe ser el resultado apropiado para no impactar la economía. Pero lo que más preocupa es que la decisión final, quedó en manos del Gobierno Nacional, que equivocadamente ve a los empresarios como sus enemigos y siente que con esta decisión pueden recuperar la popularidad, que tienen tan caída por esta época.

Así las cosas, el escenario no es el mejor, porque no solo es la definición del salario mínimo, sino otras propuestas como la reforma laboral, donde las posiciones están encontradas. A pesar de todo esperamos que el Gobierno del Cambio se desmarque un poco de su actuar populista y tome la mejor decisión por el bien del país y en especial de las familias que generan sus sustentos de la actividad empresarial.

 

EVA

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