¡Mucho cuidado!

Santos dice respetar la protesta social, pero insta a las fuerzas armadas y de policía a ser implacables en la defensa de los derechos de los colombianos que se puedan ver afectados por el Paro Nacional Agrario y Popular.

José Félix Lafaurie, por su parte, señala que “el paro nacional agrario del 19 de agosto es legítimo porque sus causas lo son”, y que “mal haría Fedegán en no respetar el derecho a la “calle” para exigir soluciones, tantas veces prometidas e inexplicablemente aplazadas”. Dicho lo anterior, lo de esperar hubiera sido su respaldo a esta movilización; sin embargo, al igual que Santos, lo que nos presentó seguidamente fue su rechazo, argumentando supuestos informes de inteligencia que, según él, corroboran la intromisión de grupos terroristas, que buscan “repetir las violentas jornadas del Catatumbo”. 

Los anteriores son solo dos ejemplos, entre los muchos que hemos conocido, a través de los cuales se reconoce que existen motivos válidos para que se exprese la inconformidad social, pero, en lugar de estimularla, se la desestima tras el manido argumento de la infiltración guerrillera. Lo curioso es que muchos de quienes así hablan han tenido y tienen suficientes herramientas para incidir en la solución de problemas tan graves como los que motivan el paro, pero las han utilizado para acrecentar su poder económico.

Por fortuna, la ciudadanía le ha ido perdiendo la credibilidad a su dirigencia tradicional y el miedo a sus amenazas, así como ha venido descubriendo que solo en la movilización organizada y unitaria puede encontrar la solución a sus males. Solución que no puede negarse con argumentos pueriles como los que dieron lugar a la aprobación del Acto Legislativo que le dio vida a la Regla Fiscal, con la que se supeditó la atención de los derechos constitucionales de parte del Estado a la existencia de unas arcas boyantes, pues, como lo dice el propio Lafaurie, ”al cierre del primer semestre la ejecución del presupuesto de inversión agropecuario era apenas del 24 por ciento y en entidades como Invima no superaba el 10 por ciento, en el ICA el 20 por ciento y en Invías el 23 por ciento”.

Siendo nuestro país inmensamente rico, el estado fiscal de la Nación no puede ser, entonces, el argumento para rechazar el pliego petitorio. Pero cuidado. Tampoco puede ser la estrategia para resolverles los problemas a unos mientras se desatiende a otros, porque lo que de ello puede salir es el rompimiento de la unidad. Por eso debemos estar advertidos ante ciertos sectores, como el comandado por Dignidad Cafetera, que hoy dicen estar acompañándonos en la movilización, pero que pueden cambiar de opinión cuando aparezca el primer plato de lentejas. ¡Mucho cuidado!

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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