“Cumpleaños del Museo del Prado”

Manuel José Álvarez Didyme

El enclaustramiento en el que continuamos en razón del riesgo de contaminación con el peligroso y aún no superado Covid-19, que aún gravita sobre nuestra frágil humanidad, nos ha permitido ir a acompañar, -virtualmente claro-, a uno de los íconos de la cultura universal, como es el tradicional Museo del Prado
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Al acto de celebración del cumpleaños número 200 de la decisión tomada por la esposa del soberano Fernando VII y por entonces reina de España María Isabel de Braganza, quien en su condición de soberana, de destinar la edificación diseñada por el arquitecto Juan de Villanueva en 1785, como Gabinete de Ciencias Naturales por orden de Carlos III, como sede de un Museo Real de arte, que casi de inmediato pasó a llamarse “Museo Nacional de Pintura y Escultura” y posteriormente “Museo Nacional del Prado”, el cual abrió sus puertas al público por vez primera en 1820 con 311 pinturas de las 1510 obras que ya había acopiado provenientes de los muy variados sitios en donde, por manes de la empresa imperial española, prevalecía la cultura ibérica.

Fue de ese modo, como las Valiosísimas “Colecciones Reales”, que ya habían empezado a tomar forma en el siglo XVI bajo los auspicios del emperador Carlos V, y que fueron sucesivamente enriquecidas por todos los monarcas que le sucedieron a éste, -tanto de los Austrias como de los Borbones-, constituyeron el germen de la actual colección del Prado.

Y en esta fecha, la institución comenzó su gestión, bajo la técnica del “galerismo”, nombre que proviene del italiano, especialmente por la Galleria Uffizi, constituida en la ciudad de Florencia en 1560 para alojar la colección de arte de los Médicis y de la Galleria Borghese, creada para albergar la colección del cardenal Borghese, con el fin de tener un centro que permitiera revelar la realidad de la sociedad de ese momento.

Fue una inteligente decisión adelantada a su época, ya que por entonces apenas se empezaba a entender que un museo de arte no era un simple espacio físico destinado a la exhibición y promoción de obras, especialmente en el caso del arte visual, fundamentalmente de la pintura y la escultura, sino de algo más allá: el medio idóneo para conocer, a través de la técnica y los contenidos de las obras allí expuestas, el lenguaje que permite captar la real circunstancia de una sociedad.

Desde entonces, el Museo le ha dado ingreso a más de dos mil trescientas pinturas y gran cantidad de esculturas, estampas, dibujos y piezas de arte decorativas, en su mayoría donaciones, legados y compras como. Las Pinturas Negras de Goya que llegaron gracias a la donación del Barón Emile d’Erlanger en el siglo XIX. Compras muy interesantes de los últimos años como Fábula y Huída a Egipto de El Greco, en 1993 y 2001, respectivamente.

La condesa de Chinchón de Goya en el 2000, El barbero del Papa de Velázquez en el 2003 o, más recientemente, El vino en la fiesta de San Martín de Pieter Bruegel el Viejo en 2010, entre otras, amén de Numerosos legados que han enriquecido el número de visitantes t amigos del Prado a lo largo de los siglos XIX y XX, tantos que este se ha visto obligado a buscar el camino de su permanente ampliación arquitectónica.

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME- DOME

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