Hay momentos en nuestro trasegar en que uno se topa con la historia viva, con la esencia de lucha social de la humanidad a través de sus protagonistas, de seres que son un referente de coraje, perseverancia, de lucha por la justicia real y no formal, por el derecho a la vida, el respeto a los derechos humanos, a la verdad de los hechos y que la crueldad no se haga parte del paisaje común y menos si viene por parte de quienes ostentan el poder civil o visten un uniforme militar.

Hay, como es lógico y debe ser en una democracia, algunas pocas voces que critican o tratan de minimizar la importancia de eventos como el Encuentro de Tolimenses, que precisamente el viernes anterior tuvo su versión 9 y se convocó luego de 11 años de no realizarse. Por su puesto, yo no me sumo a ese coro ni creo que tengan razón, porque creo que más allá de un encuentro, es un llamado público y abierto a colocar al Tolima y sus necesidades en el centro del debate del sector oficial, político, privado, gremial, universitario, social y solidario.

Hemos tenido la enorme fortuna y la posibilidad por estos días de desarrollar desde la academia, la investigación y el estudio, documentos, ponencias y debates acerca de un tema de interés vital para la subsistencia de la actividad de las empresas periodísticas cuya permanencia, como polifonía de voces sociales, ayudan a que no mueran nuestras frágiles democracias en el mediato futuro.

Tal vez nunca sabremos con exactitud las causas que lleven a una persona a tomar la trágica decisión de suicidarse. En todas las conclusiones casi siempre nos quedamos más sobre el terreno de la especulación o la suposición, del estado de ánimo, lo que expresó o no dijo últimamente esa persona y que guardan en la frágil memoria de corto plazo sus familiares, amigos o conocidos.

Bueno ya completamos un mes del nuevo Gobierno central, el del cambio y estamos la inmensa mayoría de colombianos expectantes a ese giro de forma, manera, fondo y estructura. Porque lo visto hasta ahora deja bastante a la especulación y la zozobra, sobre hechos que parecieran dar razón al simple “quítate tú, pa’ ponerme yo”, como reza el dicho popular. 

Pese a que, por su puesto, ya sufre el desgaste del poder y de la exposición mediática, de las dinámicas de las estructuras y los lentos procederes del Estado apalancados en las burocracias gubernativas, no se puede desconocer que aún está muy vigente la forma moderna de gobernar y de acceder al centro del poder del joven presidente francés Emanuel Macron quien, sin lugar a dudas, sí rompió moldes en su campaña y en su forma de administrar para todos sus paisanos.

Si el turismo es una de las grandes apuestas para generar empleo, divisas, ingresos y apalancar el cambio para no depender de sectores económicos e industriales como los extractivistas, tal como promociona el gobierno del presidente Gustavo Petro, pues bastante atención y muy rápida tendrá que prestar a uno de los servicios conexos y vitales a esa industria: la aviación o el transporte aéreo de pasajeros, especialmente.

Es mejor que digamos las cosas como son. Esperar que a partir de hoy 8 de agosto comience la era de la leche y miel es una estupidez mayor.

La realización del II Festival de Puerto Saldaña “memorias para la paz”, programado por la Alcaldía del municipio de Rioblanco, la junta de acción comunal, colectivos sociales y líderes cívicos del corregimiento de Puerto Saldaña, es sin duda de esas labores académicas con sentido social y un alto grado de extensión extramural que deben ser contadas en la agenda pública tolimense.  

Creo que para un juicioso análisis del discurso en la rendición de cuentas de la semana anterior del alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado, es menester hacerlo desde las teorías de la Morfología del Cuento de Vladimir Propp (1977), desde el Héroe de las Mil Caras de Joseph Campbell (1949) o desde las llamadas funciones de la literatura maravillosa.