El Arauca vibrador

Otra vez paro cívico en Arauca. Otra vez el Gobierno dice que es ilegal. Otra vez se acusa a la población de estar manipulada por la guerrilla.

Lo mismo que antes. La vida sigue igual, como dice la canción. Colombia continúa dando vueltas en redondo y así se nos pasa el tiempo, es la historia de nunca acabar. ¿Cuándo le devolveremos el poder a las regiones? La discusión tiene tantos años como los que tiene este país. Pero no hay que dudarlo, el mal es el centralismo. Una cosa es el país como es y otra muy distinta como se ve desde un escritorio en Bogotá.

El Gobierno tiene que hacer un ‘mea culpa’. Deja que la situación se pudra y luego culpa a las regiones porque hastiadas de que no les pongan cuidado acuden a las ‘vías de hecho’ (como en todas partes del mundo). Entonces viene el discurso oficial: “Mientras haya vías de hecho no dialogamos”, el problema es que si no hay vías de hecho tampoco les ponen cuidado. Los problemas de gobernabilidad en Arauca son muy viejos. Es una situación endémica. Desde comienzos de 2011 se vienen presentando bloqueos a la producción petrolera allí. En 2012 se repitió la historia. Se reactivaron los bloqueos y ello dio lugar a una parálisis de 27 días; finalmente, como fórmula transaccional se acordó un encuentro entre organizaciones sociales, las petroleras, el oleoducto Bicentenario, Ecopetrol y el Gobierno nacional. Participaron voceros de las organizaciones sociales, el Gobernador, los alcaldes de Saravena, Fortul, Tame, Arauquita, Puerto Rondón, Cravo Norte, Arauca y Cubará (Boyacá), concejales, diputados, un delegado del Ministerio del Interior,  un delegado de la vicepresidencia, dos delegados de la Defensoría  del Pueblo, un representante del Ministerio de Minas, y un asesor del Senador López Maya.


Surgen preguntas obvias. ¿A qué acuerdos llegaron? ¿Se cumplieron estos acuerdos? Al parecer a la región no llegan soluciones. Ayer el presidente Santos anunció el Plan de Arauca, que tiene inversiones por 1.7 billones de pesos, con el fin de adelantar proyectos de infraestructura vial, educación, salud y fortalecimiento de otros programas que tiene el Gobierno. Dicha inversión, según el Presidente, se verá reflejada en el transcurso de ocho años en varios proyectos. Quiera Dios que este plan se ejecute, y que se ejecute de la mano de las autoridades locales y la comunidad para que entre todos se pueda construir prosperidad y gobernabilidad.


Arauca necesita infraestructura, desarrollo social y oportunidades para los araucanos. No se puede seguir apostando todo a la solución militar como lo hizo el pasado gobierno. Los resultados están a la vista: continúan los problemas de ingobernabilidad. Esto lo saben los militares mejor que nadie porque conocen la realidad territorial también mejor que nadie. Bastaría con que les preguntaran. Colombia está en mora de rediseñar su arquitectura institucional y adecuarla a las realidades regionales. Los gobernadores y alcaldes carecen de las herramientas necesarias para dar respuesta a los problemas que tienen las regiones. Colombia debe potenciar el desarrollo regional y tener en cuenta que el país no es homogéneo sino heterogéneo.


Quienes mejor conocen las realidades regionales están allí mismo. Hay que ponerle fin a la dictadura bogotana y a los planificadores de escritorio. Los problemas de gobernabilidad no se resuelven haciendo más de lo mismo. Si la administración Santos no abre un diálogo horizontal con las regiones (no en calidad de virrey sino de par) los problemas se van a agravar y, ¡vaya paradoja! no le quedará opción diferente a la de ponerse la casaca de Uribe y repartir plomo y más plomo. Los vientos de inconformidad que soplan en Arauca fácilmente pueden llegar al resto del país petrolero, Casanare y Meta. Y entonces, la única locomotora que funciona descarrilará.

Credito
GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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