Esta semana se produjeron dos movidas políticas muy interesantes. La primera la reorganización del Directorio Nacional Conservador, lo cual puede considerarse como una victoria del uribismo, pues ingresaron a él dos reconocidos líderes uribistas, los exministros Carlos Holguín y Martha Lucía Ramírez.  El segundo hecho fue la remodelación de la fundación Buen Gobierno (el núcleo duro del santismo), con el ingreso de Germán Vargas Lleras, el exdirector de la policía, Oscar Naranjo, y de la excanciller, María Emma Mejía, junto con otras personas.
 
Cuando se dieron los cambios azules hubo alborozo en el uribismo. El conservatismo notificaba al presidente Santos de que el aval que le tiene extendido podría tener fecha de caducidad y que, de alguna manera, continuaba viendo en Uribe a uno de sus jefes doctrinarios. El respaldo conservador a Santos en 2014 no estaría garantizado. El astro azul podría desalinearse si su participación en el Gobierno no le resulta del todo satisfactoria o si no le complace la deriva ideológica de la administración, por ejemplo, el rumbo del proceso de paz. Desde luego que no hay muchas posibilidades de que los parlamentarios conservadores abandonen la nave gubernamental a escasos ocho meses de las elecciones para senado y cámara  pero después de marzo próximo las cosas podrían tomar un rumbo diferente.  Ello dependería de cómo vean las posibilidades electorales del presidente de la República, y de qué tan fuerte esté el uribismo.
                
Pero Santos es un hábil jugador e inmediatamente destapó unas cartas reorganizando su Fundación, llevando a ella a Vargas, Naranjo y María Emma. El nombramiento de Naranjo es un golpe para el uribismo. La cercanía de éste con Uribe es pública, de ahí el trino del expresidente en Twitter. "Decisión del general Naranjo me causa tristeza porque compartió nuestras políticas y contribuyó a ejecutarlas durante 8 años". Por su parte, la designación de María Emma es un guiño al centro izquierda. Podría ser el reemplazo de Angelino Garzón, en caso de que la cantera electoral se ubique en ese lado, aunque también podría serlo el General Naranjo, si la cantera electoral está en el centro derecha. Estos nombramientos resultan fáciles de entender y lógicos. Pero no sucede igual con el retiro de Vargas antes del 25 de mayo, al no inhabilitarse queda como un potencial candidato presidencial. ¿Qué buscan Santos y Vargas con esta decisión?
                
¿Es posible que el Presidente tenga dudas respecto a presentarse o no a la relección? Sí, es posible. Pero reconocer a Vargas Lleras la primogenitura de la sucesión podría tener un efecto no deseado. Si Santos tiene un plan B para 2014 o un candidato natural 2018 ¿entonces los conservadores qué? Vargas podría generar una reunificación liberal (al propiciar el regreso de Cambio Radical), pero un distanciamiento con los conservadores y un enfriamiento del partido de la U. No es sino ver la reacción del senador Roy Barreras. Su malestar fue evidente. El centro de gravedad político del santismo se ubica ahora en la Fundación y no en el Partido, relegado sólo al ámbito electoral, como un socio más de la Unidad Nacional. No hay partido de gobierno.
                
La pregunta del millón es: qué motiva las dudas del Presidente: ¿La suerte del proceso de paz? ¿Un hipotético avance del uribismo? ¿Temor a que se le desalineen los astros? ¿Todas las anteriores? Santos tiene una agenda y una estrategia que al parecer sólo él conoce. No son tan obvias las razones para mantener a Vargas como candidato latente. ¿Un mensaje para las Farc al dejar en la reserva un polo de derecha? ¿Contener a la derecha uribista? No se sabe. La jugada es inteligente por los interrogantes que genera. De repente, el Gobierno tiene no uno sino dos candidatos presidenciales. La política es dinámica. Este es sólo el primero de varios capítulos.