Volver a empezar

Guillermo Pérez Flórez

El pasado 24 de abril tuve oportunidad de participar en un conversatorio sobre la Constitución de Mariquita de 1815, convocado por la Cámara de Comercio de Honda, Coreducación y la Agencia Cultural del Banco de la República, en Honda. El acto fue absolutamente reconfortante, debido a la asistencia (casi 250 personas) y la organización en sí. Da gusto que un pueblo se reúna en torno de su historia, para reflexionar sobre su futuro.

De manera acertada, mis dos compañeros de tertulia, Augusto Trujillo Muñoz y Hernán Clavijo Ocampo, dieron al conversatorio un enfoque interactivo con el auditorio, en el cual había estudiantes de bachillerato y del Sena. Esta modalidad permitió confirmar una triste realidad: los tolimenses sabemos muy poco de nuestra historia regional. ¿Cuál es la razón? Un factor, sin duda, es el excesivo centralismo que durante más de un siglo hemos padecido, que hace que el relacionamiento político, social, económico y cultural sea de la provincia hacia la capital, principalmente. En la provincia la vida se nos va mirando hacia Bogotá, y no se nos ocurre tener relaciones horizontales, provincia - provincia. Por ello no hemos construido región. Nos falta mucha integración intrarregional. En muy poco lo que cada provincia sabe de la otras, y esto nos impide tener proyectos comunes.

Por ejemplo: Tolima es el departamento con más puertos sobre el río Magdalena, 14 en total. Y que yo recuerde, no hay ni ha habido un foro o una actividad que permita y potencie el diálogo entre sus municipios ribereños. La historia colombiana está ligada, en buena parte, al río Magdalena. Éste nos da un sinnúmero de elementos comunes, importantes todos, que no sabemos aprovechar. Y es que el centralismo tiene sus bemoles, la oficina principal de Cormagdalena está en Bogotá, aunque oficialmente figure en Barrancabermeja. La otra columna vertebral del país ha sido el café, que por coincidencia también en Tolima tiene muchas vértebras, sociológicamente inconexas. Y así como no existe diálogo entre Honda y Purificación, y ni entre Suárez y Ambalema, tampoco lo hay entre Líbano y Chaparral, ni entre Fresno y Rioblanco.

No es de extrañar, entonces, que poco se sepa de lo que fuera la República de Mariquita y su Constitución, a pesar de que ésta sea el referente histórico y político más importante de lo que hoy es el departamento del Tolima. Sabemos poco de nuestra historia, poco de nuestra geografía, poco de nuestra economía, y muy poco de nuestra cultura.

¿Qué tanta culpa de esto tiene Ibagué? No lo sé. Pero sospecho que mucha. Le ha faltado ejercer liderazgo. Ser ciudad articuladora del desarrollo regional. Se requiere de mayor integración, mayor diálogo intrarregional, más relaciones horizontales y la conformación de redes. Es la única forma de romper la estructura mental y legal centralista, que ha hecho que Colombia sea un naufragio.

Si queremos cambiar el país, tenemos que empezar por cambiar las regiones, para lo cual es imprescindible que la gente conozca un poco más de sus pares. En otras palabras, tenemos que volver a empezar, comenzar por aprender sobre lo que fuimos, de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos.

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