Sociedad patriarcal vs. sociedad democrática

Guillermo Pérez Flórez

En el mundo se está dando una confrontación entre dos modelos de sociedad claramente antagónicos: el patriarcal y el democrático. Tal confrontación se expresa en diferentes ámbitos. En la escuela, en la fábrica, en la política, en la economía y, obviamente, en la familia, la principal forma patriarcal. Es la prevalencia del hombre sobre la mujer, una hipotética superioridad que no tiene asidero fáctico pero que ha sido sostenida desde los tiempos de Platón, o más antes si quiere.

La familia monogámica heterosexual es la institución patriarcal por antonomasia, producto del matrimonio de un hombre y una mujer. Cualquier otra estructura no cabe en el modelo y es rechazada. La principal razón es que el patriarcado es una construcción entre desiguales. El hombre define los modelos y las relaciones societarias más allá de lo familiar, lo laboral, lo político, lo pedagógico, la religión, etc. Y por no ser una construcción entre iguales, la sociedad patriarcal es, por definición, antidemocrática. Uno de los mejores ejemplos es la ley sálica, que impide reinar a las mujeres, administrar sus bienes o ser cabeza de familia. Los últimos dos mil años son la historia de la lucha por la igualdad, pero no solo entre hombres y mujeres, sino entre hombres los hombres mismos y entre los numerosos pueblos. Las diversas crisis que hoy existen en múltiples ámbitos de la vida son producto de la transición de esa sociedad hacia la democrática. Un choque entre viejas y nuevas formas políticas, culturales y sociales.

Que las personas sean iguales en derechos, abre paso a que puedan casarse y adoptar hijos sin importar su sexo ni preferencia sexual, y a que existan diferentes tipos de familia. Ahí reside buena parte del debate contemporáneo. La discusión sobre el matrimonio gay, la adopción de hijos por este tipo de parejas o por personas sin pareja, es apenas uno de los campos de batalla en el que se enfrentan estos dos modelos de sociedad. La corriente conservadora patriarcal se opone a las formas de la corriente progresista democrática, bajo la etiqueta denominada “ideología de género”, lo cual no es cierto. La verdadera “ideología de género” es la que ha existido durante este tiempo, la prevalencia del macho, que hoy se siente amenazada por la sociedad democrática naciente.

Este es solo uno de los debates de la actual agenda política, y se demostró recientemente en las elecciones del pasado 2 de octubre, con ocasión del plebiscito por la paz. Buena parte de los partidarios del No confundieron “enfoque de género” con “ideología de género”, y esto definió su postura. Tengo la convicción de que esta confrontación copará la agenda política, al lado de otros dos asuntos: la tensiones entre globalización y estado nación, y entre democracia representativa y democracia participativa. Discusiones que no caben en el paradigma político tradicional de izquierda y derecha.

Si se analizan diferentes espacios sociales, se descubrirá que en la base de los conflictos se encuentra el choque entre sociedad patriarcal y sociedad democrática. Es un choque de valores, no una discrepancia ideológica. Hay que tomar nota.

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