El Bolívar de Arana

Guillermo Pérez Flórez

Aún no he terminado de leerlo, pero esto no me impide referirme a él. Los capítulos leídos me permiten afirmar que se trata de una de las biografías más completas que se hayan escrito sobre Bolívar. Más aún, creo que es también una radiografía detallada de una época y de una región, lo cual que nos permite entender hechos trascendentes que marcaron y aún marcan nuestro devenir histórico.

El libro detalla las raíces de la desunión de Colombia y de América Latina, un contraste con el proceso vivido en Estados Unidos, en donde la unidad fue el principal desvelo de los padres fundadores, desde la declaración de Independencia en Filadelfia el 4 de julio de 1776 hasta la expedición de la constitución en 1787. En la América Hispánica fue totalmente diferente. Los desencuentros entre Bolívar, Miranda y Del Toro, y posteriormente entre Bolívar y Santander, y los de los criollos con los pardos, los mulatos, los negros y los indígenas, retrasaron durante años la independencia. Muchas provincias se oponían a ella pues veían en los criollos, una actitud más excluyente y déspota que en los mismos españoles. Por eso fue tan difícil consolidar un centro político. En Venezuela, por ejemplo, se dieron enfrentamientos entre Caracas, Coro y Maracaibo, y en la Nueva Granda entre Bogotá, Cartagena, Popayán, Medellín, Mariquita y Tunja, entre otras provincias. Bogotá nunca pudo liderar la unidad del país y menos la de Colombia, entre 1819 y 1832, con Venezuela y Ecuador.

Carecer de sentido de unidad y de cultura democrática para tramitar los disensos y la construcción de consensos ha sido la madre de muchos de nuestros males. Ha conspirado contra la unidad en América Latina. Lo dramático es que 200 años después estamos tanto o más divididos. Es una realidad peripatética. Basta con repasar la cantidad de proyectos de integración regional que se han intentado. Casi todos fallidos. ¿Por qué hemos estado tan divididos? La respuesta podría estar en que el Consejo de Indias que creó una sociedad estamental, con normas que remarcaban las diferencias sociales y culturales, y exacerbó las tensiones raciales.

Situación que no se vivió en EEUU, pues los representantes de las trece colonias pertenecían a una cultura. Esa mixtura racial ha dificultado la consolidación de un proyecto auténticamente nacional. No nos reconocemos en los otros. En realidad somos un país de individuos, antes que un pueblo o una nación. Bolívar lo entendió y quizás por eso la proclama de guerra a muerte a españoles y canarios, con la que creó dos categorías sociológicas, españoles y americanos, para incluir en esta última a ese pluriverso multicolor de hombres y mujeres que pueblan el continente.

El libro de Marie Arana es muy completo, su bibliografía abarca casi setenta páginas y contribuye a entender al hombre, en su tiempo y espacio, de forma magistral. Llama la atención que sus fuentes bibliográficas en un alto porcentaje sean estadounidenses, un indicador de la importancia que desde siempre le confirió Washington a nuestra patria grande. Nada mejor para entender el presente, que conocer el pasado. Extraordinario libro.

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