¿Prosperidad para quién?

En su propósito de alcanzar la prosperidad para todos, el Gobierno nacional decidió que la locomotora minera sería una de las cinco, que conducirían al país por la senda del crecimiento económico, la generación de empleo, la reducción de la pobreza, y la mejoría de las condiciones de vida de la población

Claramente el sector de minería, petróleo y gas, representan en conjunto casi el 8% del PIB del país (2% corresponde a gran minería). Sin embargo, al responder las siguientes preguntas, queda bastante cuestionada la afirmación de que esta enorme riqueza se distribuye eficientemente, y logra impactar positivamente los indicadores de desarrollo y bienestar de la población.

¿Genera empleo sostenible al conjunto de la población? Realmente el sector de minería e hidrocarburos es el que menos invierte en remuneración al trabajo, en comparación con otros sectores económicos. Una investigación realizada por la Contraloría General de la República (CGR 2013), señala que mientras que un productor del sector agropecuario para ganarse 100 pesos en utilidades debe pagar en salarios a los trabajadores entre 600 y 900 pesos; a uno que ejecute actividades mineras de carbón u oro, solamente le implica una remuneración a los trabajadores de entre 15 y 20 pesos. En términos prácticos, significa que esta locomotora poco impacta el empleo del conjunto de la población donde se desarrollan los proyectos extractivos, debido a que es evidente una bajísima remuneración al trabajo, y la insuficiente generación de encadenamientos productivos con otras actividades que también generen empleo.

¿Es eficaz para mejorar la calidad de vida de la población? La verdad es que algunos de los indicadores más importantes señalan que no. La CGR indica en su informe, que la tasa de mortalidad infantil en municipios en los que predominan actividades no mineras es en promedio de 12 por cada mil nacidos vivos, mientras que en municipios con oro llega a niveles de entre 20 y 40. Así mismo señala, que mientras que en los municipios sin minería el porcentaje de población pobre (NBI e IPM) es del 41%, en municipios productores de carbón de exportación o de petróleo, este porcentaje llega al 75 y 59% respectivamente.

¿Fortalece considerablemente los ingresos del Estado? Al respecto quedan claras varias cosas que indican una participación mediocre del Estado en la renta minera. En primer lugar no todo lo extraído paga regalías, por ejemplo, entre 2003 y 2011 se exportaron 22.8 toneladas de oro que no aparecieron en los registros de producción, por cuanto no pagaron regalías. En segundo lugar, las generosas deducciones y descuentos al impuesto a la renta que pagan las empresas mineras, hacen que por ejemplo en 2011, de 2.313 miles de millones de pesos de impuesto nominal, pagarán tan solo 1.273, es decir se le redujo en más del 82%. Eso sin mencionar que, extrañamente, los precios de los productos exportados por las compañías mineras colombianas son muy inferiores a los precios internacionales, pagando en consecuencia un impuesto a la renta mucho menor que si se vendiera al precio del mercado internacional.

En conclusión, podríamos decir que es indiscutible la generación de un gran valor económico a partir de las actividades extractivas. El problema es que, si no genera suficiente bienestar en la población, ni fortalece cuantiosamente el tesoro público, lógicamente podríamos pensar que en nuestro país, todo está diseñado para que la prosperidad se la apropien los privados, y por qué no, muchos de sus aliados.

Credito
CÉSAR PICÓN

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