¿Cómo van las ciudades?

César Picón

Los resultados de las encuestas de percepción ciudadana de la Red de Ciudades Cómo Vamos, presentados hace pocos días en Ibagué, Cartagena, Barranquilla, Bogotá, Pereira y Manizales, mostraron que las cosas en las ciudades, por lo menos bajo el lente de esta medición subjetiva, no van tan bien como muchos quisiéramos.

En contraste con Manizales, donde la percepción de que las cosas van por buen camino alcanzó el 70 por ciento, registrando un aumento sostenido en relación a los últimos años, las demás ciudades mostraron un marcado descenso del optimismo ciudadano respecto a las últimas mediciones, que llegó a sus niveles más bajos en Bogotá y Cartagena, con 30 y 36 por ciento respectivamente.

La percepción sobre la situación económica y la pobreza de las familias también refleja un panorama desfavorable. Nuevamente Manizales, y esta vez Bogotá, fueron las únicas ciudades en las que disminuyó el porcentaje de personas que se consideran a sí mismas como pobres. Entre tanto, Cartagena y Barranquilla fueron las ciudades con el peor desempeño en este indicador, ya que al hecho de que el 30 por ciento de los encuestados se catalogaron como pobres, se suma que el 25 y el 29 por ciento de los hogares, respectivamente, respondió que al menos uno de sus miembros “tuvo que comer menos de tres comidas diarias porque no había suficientes alimentos”.

En términos de seguridad, las encuestas también evidenciaron una notable desmejoría en casi todas las ciudades. Bogotá encabeza el ránking, con un 52 por ciento de ciudadanos que manifiesta sentirse inseguros en la ciudad, seguida por Cartagena con el 41 por ciento, y Barranquilla e Ibagué que comparten el 30 %. A esto se puede agregar que en la mayoría de estas ciudades, la percepción ciudadana sobre la efectividad de la justicia y las autoridades para prevenir la criminalidad ha disminuido sensiblemente.

La movilidad definitivamente fue uno de los temas que más presentó deterioro en las encuestas de percepción. Excepto Manizales, que se mantuvo estable, ninguna ciudad se escapó de aumentar de forma ostensible el porcentaje de ciudadanos que manifestaron que sus trayectos habituales duraron más tiempo que el año pasado. Tan solo en Bogotá, este porcentaje tuvo un aumento de 26 puntos en relación con 2013, en Cartagena creció en 22 por ciento, y en las demás ciudades tuvo un incremento cercano a los 10 puntos porcentuales. Esto, sumado a una alta insatisfacción con las vías, principalmente en Bogotá, Ibagué y Cartagena, demuestra que los problemas de movilidad se están exacerbando con el paso del tiempo en cada una de las ciudades incluidas en el estudio.

Por último, en el ámbito de la percepción de la gestión pública y en especial de sus gobernantes, a ninguna de las ciudades les fue muy bien que digamos. Barranquilla presentó la mayor calificación en cuanto a buena gestión de su alcaldesa, pero apenas alcanzó el 51 %. Las demás ciudades mostraron un desempeño bastante regular en esta variable, siendo la gestión del burgomaestre pereirano la peor calificada, con apenas el 16 por ciento.

En suma, los problemas de movilidad, pobreza e inseguridad, evidentemente no solo aquejan a Ibagué, sino que también son recurrentes en todas las ciudades del país. Incluso podrían explicar el porqué de la baja calificación de la gestión de los mandatarios y ser un indicativo de la percepción ciudadana de que las cosas no van por buen camino.

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