Elogio a la renuncia

La apuesta capitalista por homogenizar la cultura occidental ha dado origen a que comportamientos individualistas se hayan incrustado no solo en el ser de la persona, sino también en la sociedad misma; la búsqueda del poder político y económico como fin en sí mismo se ha convertido en sinónimo de triunfo y realización personal.

Lamentablemente hizo carrera en nuestra sociedad que dicha posición es correcta, se acepta como valor el individualismo, so pena de dejar a un lado la búsqueda del bienestar colectivo.

Afortunadamente hay expresiones de resistencia a tal pretensión; aún existen líderes que le recuerdan con su propio comportamiento y ejemplo a las personas del mundo que en últimas lo importante no es el acceso a ciertos estadios de poder sino el correcto uso de este, que la sociedad ha hecho arreglos institucionales que merecen ser respetados, que los encargos tienen periodos y que la condición humana es limitada por el vigor y la fuerza de la persona.

La Renuncia de su Santidad Benedicto XVI a su condición de obispo de Roma, de cabeza visible de la Iglesia católica, de líder del Colegio episcopal, de jefe de Estado y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, es un claro ejemplo que es más importante el bienestar general de las comunidades que las dignidades individuales por supremas que estas sean, que las actitudes mesiánicas, libertadoras y redentoras superan inclusive al representante de Dios en la tierra.
    
Con esta decisión el Papa ha hecho un elogio a la renuncia en un mundo que no entiende el desprendimiento como un valor.

La infalibilidad pontificia, en este caso, llena a la renuncia de un gran sentido social, la dimisión papal libre de cualquier error establece un choque paradigmático en la actual cultura capitalista.

Así pues, la renuncia sustentada en el sentido común tiene un gran valor y en sí misma debiera ser un valor, un valor que se entrelaza con la honestidad, la humildad y el respeto.

Cuando la renuncia se origina desde los errores humanos y profesionales tiene mayor valor, reconocerlos y proceder es el paso indicado para corregir tales comportamientos y potencializa en el individuo los anteriores valores mencionados.

Sin embargo, el individualismo y el propio capitalismo, llevan a las personas a tener que buscar explicaciones distintas a las del sentido común y el desprendimiento para comprender la renuncia, por ejemplo; se teje, inconscientemente, todo un complejo mundo de intrigas y presiones como explicación de la renuncia con el fin de justificar el actual paradigma del poder como meta en sí mismo, de la condición redentora del líder, de la supremacía profesional.

No cabe duda que el mundo sería mejor si las personas fueran capaces de renunciar a ciertos comportamientos originados en el egoísmo y la insolidaridad, tal vez la sociedad avanzaría como tal a un nivel superior sí el individualismo liberal no orientara el timón de las naciones, tal vez se comprendería mejor el desarrollo, mejor aún, se alcanzaría este.

Credito
JAIME EDUARDO REYES

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