El impuesto de los pobres

Jaime Eduardo Reyes

Por estos días, en los hogares de Colombia y, por supuesto, en Ibagué, las familias se están quejando del aumento de los precios de los productos y bienes de la canasta familiar. Para explicarme el significado de la inflación mis profesores de economía siempre se referían a esta como el impuesto a los pobres, otros lo conocen como carestía.

La inflación se relaciona directamente con el pago de arriendos, los avalúos catastrales, los servicios públicos, los peajes, el aporte a pensión de personas que ganen más de un salario mínimo y, claro, los alimentos.

El Dane informó que el grupo de gasto que generó mayores presiones sobre el costo de vida fue el de alimentos, con un incremento del 10,85 por ciento.

Los precios de los alimentos han aumentado debido a la prolongada sequía, la disminución de caudales en nuestros ríos y la falta de lluvias en los campos de Colombia, el fenómeno de ‘El Niño’ no solo pasa factura mediante el calor, sino que también lo hace a través del índice de precios al consumidor.

De otro lado, la fuerte devaluación del peso frente al dólar debido al alto precio de este hace que los productos importados también disminuyan la capacidad adquisitiva real de los hogares.

La inflación tiene que ver con los ingresos del hogar, por lo que la capacidad adquisitiva de la familia es fundamental. La tarea para el Estado es dotar a la sociedad de más oportunidades laborales y empleos más calificados.

La relación entre el salario mínimo y la inflación es uno de esos temas que se tienen en cuenta para saber qué tan saludable es la economía de un país. Existe una norma de aumentar el salario mínimo por encima de la inflación y mantener el poder adquisitivo, la orden de la Corte Constitucional (sentencia C-815 de 1999) establece que el incremento del salario mínimo debe conservar el poder adquisitivo real de las personas. La cuestión es que incrementar el salario mínimo no soluciona el problema, debido a que si este es más costoso puede significar un incremento en el costo de todo lo que se produzca.

Controlar la inflación es fundamental. Durante años Ibagué gozó de una inflación baja debido a las altas tasas de desempleo. La inflación y el desempleo tienen una relación inversa, por lo que un aumento en el desempleo reducirá la tasa de inflación. Hoy por hoy debido al aumento de empleos ese alivio para la ciudad se acabó.

Este fenómeno siempre ha sido una preocupación de la macroeconomía y por eso el responsable de que esté a raya la inflación es el Banco de la República; sin embargo, el Gobierno desde la política fiscal y su gasto público tiene mucho por hacer.

Si deseamos controlar la inflación, se necesita establecer una política que disminuya las importaciones y dé más seguridad alimentaria al país, diseñar programas de agricultura protegida y comprar más productos elaborados en nuestro país.

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