A propósito de las declaraciones de Vélez Uribe y de Trump

Jaime Eduardo Reyes

La decencia ha sido un valor lejano para la política, no es una virtud que la mayoría de los políticos busquen mejorar, basta solamente recordar la frase “el fin justifica los medios” para comprender que así son las cosas y por qué muchos políticos actúan como lo hacen.

Sí, la política es indecente, todos lo sabemos, los políticos los saben, también la gente, en fin, toda la sociedad lo conoce. En muchas ocasiones pareciera que no importa que así sean las cosas aunque debiera importar.

Esta realidad indigna a muchas personas, en muchos lados del mundo la falta de decencia de los políticos molesta a sociedades enteras cuando la indecencia se hace insoportable en el manejo de los presupuestos o afecta descaradamente la democracia. Un ejemplo actual es la indignación de millones de estadounidenses tras el escándalo provocado por las declaraciones del candidato presidencial por el partido Republicano, Donald Trump.

En algunos sitios del mundo la indignación ha quebrado regímenes, tumbado presidentes y senadores, ha cambiado sociedades. Según el exsenador Vélez Uribe la campaña del No buscaba indignar a la gente sin importar los medios, no importaba mentir y engañar a los colombianos.

En el deber ser de las cosas, la sociedad requiere de decencia para alcanzar mayores niveles de honradez. Y son la honradez y la rectitud las que frenan a los individuos a cometer delitos y actos inmorales.

Así las cosas validar la indecencia conlleva a validar actitudes inmorales y delincuenciales. Puede ser que la sociedad no lo vea, o no lo acepte, pero así es. Utilizar la mentira, tergiversar la verdad, aprovecharse del desconocimiento de las personas para alcanzar los fines es indecente y hasta un delito.

En el deber ser de las cosas, un político debe conservar por encima de todas las cosas la decencia y la honestidad, ya que la política es el camino que la sociedad ha diseñado para alcanzar sus sueños de progreso y bienestar. Cuando la política es indecente, cuando los políticos no tienen decencia, en lugar de progreso y bienestar lo que alcanzará la sociedad es pobreza democrática y humana.

Si la política es la encargada de asignar los valores a la sociedad, los políticos con su ejemplo personifican esos valores. Es por esto que está tambaleando la candidatura de Trump.

Es muy difícil, por más leyes y normas que produzca la humanidad, establecer los valores correctos en una sociedad si los políticos y lideres van en otra dirección.

Ahora bien, para la reflexión de todos: con décadas de años caminando el camino del “fin justifica los medios” qué esperanza tiene nuestra sociedad de andar por la ruta de los valores, cuán dispuestos están los políticos de transitar por esta ruta, qué tanto podrá y querrá la gente exigir a sus políticos decencia y honestidad.

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