Reflexiones sobre ética y valores para una Ibagué conmocionada

Jaime Eduardo Reyes

La captura, imputación de cargos y detención del exalcalde Luis H. Rodríguez plantea un gran reto para la justicia y también para la sociedad ibaguereña.

La justicia deberá actuar diligentemente para que la verdad procesal muestre fielmente la verdad de los hechos, se conozca toda la verdad, se determine con claridad todas las actuaciones de todos quienes estuvieron implicados en el desfalco de la construcción de los escenarios y de quienes se lucraron ilegalmente a sabiendas de lo que estaba ocurriendo. Por supuesto que Ibagué espera penas severas para los responsables y que no vaya a haber impunidad.

Ahora bien, ya en la esfera política, los ibaguereños deberemos de una vez por todas saber qué sociedad queremos dejar a nuestros hijos y los valores que deseamos adoptar. Para iniciar, como sociedad debemos reconocer que los valores adoptados como normales por la política no han sido los más adecuados, se han tolerado los fenómenos de corrupción en sus medidas proporciones, en muchas ocasiones la vista ciega y los oídos sordos han sido los preferidos por diferentes sectores sociales con el fin de participar de algunas boronas de la torta. Para algunos no importa si los gobernantes saquean el erario estatal, si pueden obtener alguna participación burocrática o contractual.

Equivocadamente se afirma que así son las cosas y la política, hábilmente la dirigencia ha diseñado un sistema de valores-antivalores considerado como aceptable, los políticos han convencido a los ciudadanos de que este es normal y que si no participan de él no sólo son bobos, sino que además nunca obtendrán beneficios personales. También es evidente que algunos critican el sistema y el régimen político hasta que entran a éste, muchos ondean las banderas de la indignación y el repudio hasta que tienen la posibilidad de hacer parte de las complicidades, y en la lucha por entrar a este club no se respetan los principios éticos y morales.

Por supuesto que estando así las cosas, la pregunta es: ¿Estamos condenados a vivir eternamente en esta situación? Claro que no, como sociedad podemos reaccionar, tenemos que hacerlo.

La semana pasada, escuchando a Alfonso Gómez Méndez y al procurador Fernando Carrillo Flórez en la conferencia ‘Ética y justicia’, en el natalicio 120 de Darío Echandia, surgió el ejemplo ético y el valor ciudadano de este gran tolimense como referente para nuestra sociedad en estos momentos, se reveló claramente que hay en nuestra historia ejemplos de ciudadanos y líderes que ayudaron a construir una imagen de un Tolima con grandeza que desafortunadamente se ha venido diluyendo gracias a los escándalos provocados por políticos, magistrados y gobernantes corruptos.

Recuperar la ética para lo político y establecer un correcto sistema de valores para la sociedad sólo se logrará si las personas se convencen de que lo correcto es dejar atrás la complicidad y asumir comportamientos enmarcados en la honestidad y la solidaridad.

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