Necesitamos intervenir en formación ciudadana

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Estoy segura de que uno de los sueños más intensos de cada ser humano, es vivir un escenario de paz, de armonía, más aún cuando en Colombia por más de medio siglo sentimos lugares vedados, imposibles de visitar ni siquiera en sueños, hecho que llevó a construir idiosincrasias pesimistas, violentas y con discursos que emiten fuego desde el interior de sus mentes y de sus almas.

Cuando tenemos la esperanza de convertirnos en un país capaz de solucionar conflictos de manera pacífica, surgen grupos capaces de seguir vulnerando los derechos de muchos, también se escuchan unos y otros como si fueran dragones lanzando fuego y veneno de sus gargantas, atropellando y lastimando por diferencias políticas, ideológicas, económicas, por rencillas personales que convierten en públicas dejando un mensaje equivocado.

Me preocupa Ibagué, una ciudad que podría gozar del reconocimiento por lo menos por la actitud, por el respeto al otro, por el desarme de las palabras y el empoderamiento de los argumentos, por la capacidad de respetar a los transeúntes como se hace en innumerables ciudades colombianas, que atraen por el don de sus gentes.

Son muchas las cualidades y fortalezas que tienen nuestros ibaguereños, que desafortunadamente son opacadas por quienes obran en contravía de la búsqueda de un mejor tejido social, por lo cual sería oportuna una sensibilización continua sobre temas de ciudadanía que incidan positivamente en el comportamiento de las personas.

El ethos de la sociedad se construye, como lo señala el filósofo Guillermo Hoyos, en las universidades, entonces la gran responsabilidad con la cual están comprometidas las instituciones de educación superior y en consecuencia las escuelas de todos los niveles.

Se requieren discursos coherentes con el momento histórico que vive el país, sin que por ello se pierda la capacidad crítica propositiva preferiblemente, la posibilidad de forjar espíritus que busquen y permitan la reconciliación con la racionalidad necesaria para superar estados que nos han llevado a la reproducción de odios.

Es necesario que nuestra ciudad cuente con mayor sensibilización y se viva formación ciudadana para desarrollo de todos sus habitantes, para la atracción del turismo, para comprender el valor y respeto a la vida, empezando por quien conduce un vehículo.

¿Cómo otras ciudades del país lograron transformaciones en el comportamiento de sus ciudadanos?, la respuesta está en la cualificación humana de sus habitantes. Es hora de que nuestra “Ciudad Musical”, sufra una transformación, si empezamos en cada familia a desarmar nuestros pensamientos y palabras con el refuerzo de la escuela y la administración, vamos a reflejar más cultura ciudadana. Si peatones y conductores nos ponemos de acuerdo, podremos decir que vamos avanzando.

tatianarojasoviedo34@gmail.com

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