Editorial: Magros resultados

Y como siempre los afectados son los ciudadanos de ambos lados de la frontera, como periódicamente ocurre. De este lado, al menos, y ojalá no sea transitorio, existe nueva actitud del Gobierno para con los problemas de la frontera que no son nuevos y sí son muchos y graves.

Como era previsible, fue muy poco lo alcanzado tras varias horas de conversaciones entre los presidentes Santos y Maduro en el palacio de Carondelet en Quito. Bastaba mirar la cara de angustia del presidente Correa al finalizar la reunión.

Pesaron mucho los abusos contra miles de colombianos humildes, los desapacibles pronunciamientos de toda una legión de funcionarios venezolanos sobre Colombia, su gobierno y sus ciudadanos, en los que se pusieron en un mismo saco a todos los nacionales como paramilitares, narcotraficantes y bandidos identificándolos, además, como la fuente de todos los problemas de ese país, desde el desabastecimiento y la inflación, hasta la inseguridad, el déficit fiscal y el colapso del bolívar. No hubo abrazos, ni siquiera apretón de manos; mucho menos reapertura de la frontera.

Algunos dirán que se avanzó mucho con los 7 puntos acordados, en especial con el regreso de los embajadores y la programación de un nuevo encuentro de ministros por celebrarse en Caracas. El resto parece un paquete de saludos a la bandera, pues no fue definido quiénes conformarán la comisión que ha de evaluar lo sucedido y sus implicaciones; más aún cuando existe tal diferencia entre lo que informan los canales oficiales de noticias en Venezuela y lo que registran los demás medios informativos de Colombia y el mundo y no pocas comisiones de organismos internacionales que han tenido la oportunidad de apreciar la situación en el frontera.

Por supuesto que hay quienes esperaban que Santos le hubiera “dado en la cara m...” a Maduro y que la Canciller colombiana se hubiera agarrado a epítetos contra su par Venezolana como cualquier Cabal o Valencia. De otro lado, no faltaba quienes cifraban el éxito de la reunión en falsas promesas de hermandad y que Santos hubiera reinstalado a Maduro en el pedestal de los mejores amigos.

En claro ha quedado que las heridas están abiertas y que pesa mucho el volátil clima preelectoral de Venezuela, ya que la confrontación con Colombia permite a Miraflores desviar la atención del electorado en algo distinto a la ineptitud de su gobierno.

Y como siempre, los afectados son los ciudadanos de ambos lados de la frontera, como periódicamente ocurre. De este lado, al menos, y ojalá no sea transitorio, existe nueva actitud del Gobierno para con los problemas de la frontera que no son nuevos y sí son muchos y graves.

REDACCIÓN EDITORIAL

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