Ante los acuerdos

Ha de definirse, entonces, si lo que se busca es justicia o venganza, confrontación o conciliación, barbarie o civilización, más sangre o armonía, para alcanzar a percibir las potencialidades que ofrece una tierra rica y generosa a la que todos tiene derecho y que debe brindar opciones y oportunidades para todos.

No puede suponer el ciudadano que por haberse acordado en La Habana un sistema de justicia transicional todo esté resuelto, la paz ha de reinar en las diferentes regiones y todos los colombianos han de abandonar los enfrentamientos que han desangrado al país por años sin cuento.

Ya las mentes detrás de la propuesta han comenzado a revelar las premisas a cumplir, que son numerosas y taxativas. Quienes se acojan han de dejar las armas (¿A quién las han de entregar y cómo? Está por definir). También han de reconocer su participación en los hechos (de manera exhaustiva que habrá de confrontarse con las investigaciones de la Fiscalía y las denuncias de las víctimas y la población). Habrán de comprometerse en procesos de reparación ( bien con sus bienes, bien con un trabajo que contribuya a aliviar los daños, o ambos). Deberán aceptar una definitiva obligación de no repetir los hechos por los que se les reclama.

Pasado todo lo anterior someterse a las decisiones de un tribunal especial que habrá de dosificar las sanciones de acuerdo con los parámetros establecidos. Previamente el Congreso deberá haber aprobado todos los condicionamientos legales que permitan adaptar la legislación excepcional al ordenamiento legal. Superado lo anterior se ha de someter todo lo acordado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y, ahí sí, iniciar el largo y proceloso camino hacia la paz.

Todo en el optimista escenario en el que el ELN se haya sumado al proceso, militares y policías protagonistas de similares y censurables acciones hayan hecho lo propio, así como innumerables civiles cómplices u ordenadores de los execrables sucesos.

Como se ve es algo que ha de implicar dolor, esfuerzo, sacrificio, verdad y grandes dosis de perdón y conciliación. Ha de definirse, entonces, si lo que se busca es justicia o venganza, confrontación o conciliación, barbarie o civilización, más sangre o armonía, para alcanzar a percibir las potencialidades que ofrece una tierra rica y generosa a la que todos tiene derecho y que debe brindar opciones y oportunidades para todos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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