Después de dos años de emergencia y restricciones, ocasionadas por la pandemia, los operadores turísticos y los tolimenses en general tienen la fe puesta en que el turismo durante esta Semana Santa sea el pilar fundamental de la reactivación económica de la región.

Tres muertes de motociclistas en tres días son una muestra preocupante de lo que sucede en las vías con los conductores de estos vehículos. Pero esta no es la única evidencia; a diario las autoridades registran dos o tres choques en las calles de Ibagué en los que se involucran motos, sin contar con aquellos que no se reportan porque los accidentados no acuden a las autoridades, bien sea porque el vehículo carece de revisión tecnomecánica o bien porque tienen el seguro obligatorio vencido.

Es comprensible la molestia de la ciudadanía y de los concejales, pues se necesitan respuestas serias y, ante todo, que se concluya la obra.

El de la educación es un asunto que no se puede soslayar y es necesario que lo aborden los gobernantes, los congresistas, los padres de familia, los docentes y los sindicatos. En el Tolima, además, el tema debe ir aunado con el requisito del mejoramiento de la calidad.

La declaratoria de alerta naranja obliga a las autoridades a preparar operativos de evacuación, alistamiento de equipos y personal y mantener informada a la comunidad.

“Los residentes de Arauca y Apure viven aterrorizados, mientras los grupos armados imponen sus propias reglas, reclutan niños, amenazan a residentes y castigan a quienes desobedecen, incluso con la muerte o con meses de trabajo forzado”.

Otro de los retos tiene que ver con la elaboración de una agenda anual atractiva que garantice la asistencia permanente de público.

Aunado con lo anterior, las autoridades deben ejercer control y vigilancia, para evitar que las sanciones para los depredadores contempladas en la nuestra legislación se conviertan en letra muerta que nadie acata.

Los pobres resultados en las pruebas Saber 11 nos indican que la educación no es un tema prioritario como se afirma de manera engañosa.

El problema ya está pasando de castaño a oscuro y tiene a los ibaguereños en el límite de su paciencia, ya que no solo la comuna 7 padece por falta de agua; son numerosos los sectores en los que no se presta el servicio de forma permanente.