Pecado capital es aquel que representa para el hombre un fin excesivamente deseable y por codicia o ambición, encadena muchos más originados por el vicio capital como fuente principal. Los pecados o vicios capitales son por la debilidad humana, una atractiva tentación.
Hoy el término “capital”, del latín capitis, “cabeza; no se refiere a los vicios señalados por el cristianismo como generadores de mayores pecados. Los cinco pecados capitales de nuestro artículo, son los negocios más lucrativos y generadores de riqueza con crecimiento exponencial adquirida de formas non-santas
Fundar una iglesia: Las dádivas, obsequios, herencias que se donan a su “pastores” dueños, sin recibos de la Dian y con la exoneración tributaria que el estado colombiano les prodiga a estos negocios, son la razón para que en cada esquina hoy encontremos suntuarios y construcciones de nunca acabar como estrategia para garantizar en el tiempo los diezmos y primicias. Atraen a la gente que por necesidad de recibir una indulgencia, expiar un pecado, una enfermedad o simple fanatismo de oración, dona hasta lo que no debe para tener un espacio a la diestra del gran padre.
Tráfico de droga: Resulta de Perogrullo dar explicaciones de este suculento negocio mezclado de violencia y de terror. Los dólares en fajos que se guardan en grandes caletas. Dinero fácil de identificar cuando se muestra con opulenta ostentación.
Poder político: Ha llegado la gesta electoral a una pugna de dinero para obtener el poder y luego el dinero invertido, que por agua vino y se fue en la campaña, deberá redimirse en el periodo de gobierno, con “intereses” hasta del 30%. El deterioro de los valores morales y la ética del político han llegado a umbrales inimaginables.
Corrupción. El ejemplo público cunde ya en lo privado; la falta de autoridad, la contaminación y el veneno ya en los organismos de control han impregnado todos los estamentos de nuestra sociedad y quien quiera luchar contra este flagelo se expone a ser marcado como “falso positivo”.
Insumos y medicamentos: Se sabe del excelente negocio de la industria farmacéutica y que es pagado por la necesidad del paciente. Ha proliferado la maquila de medicamentos pero por fortuna el MinSalud con el Invima lo vienen regulando. Como decía el Chapulín “¿quién podrá socorrernos?”.
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