EL Conservatorio: La empresa más importante del Tolima

En el marco de una reciente entrevista radial concedida a un emisora local, el ex rector de la Universidad de Ibagué y actual rector de la Universidad Minuto de Dios,

 el tolimense Leonidas López Herrán, señaló algo, que no por sabido deja de tener inmensa valía para la región: “la música ha sido y sigue siendo el factor de identidad de nuestra tierra y el Conservatorio del Tolima el templo mayor que funge como punto de encuentro de los afectos de los tolimenses por su terruño”.

Y a tal circunstancia aludió, a propósito de las invitaciones de variada índole que a instancias suyas o de otros convocantes se han hecho en la capital del país a los paisanos que han salido del departamento para afincarse en aquella ciudad en procura de mejores horizontes laborales y más amplias perspectivas de desenvolvimiento personal, los cuales las han respondido masivamente en virtud que el elemento central del acontecimiento lo ha constituido la participación de artistas del Conservatorio de música, bien individuales intérpretes o su sinfónica y los coros y la orquesta infantiles que aún superviven.  


Pero terminaba doliéndose el Dr. López, cómo una vez finalizado el evento y pasada la efervescencia “tolimensista” del momento, retornaba la “diáspora” de paisanos al desinterés y la apatía por la circunstancia regional, y al igual que los moradores del solar nativo, le daban la espalda a la paradigmática institución desconociendo que ésta supervive “de milagro” en medio de afugias y dificultades, soportada por la buena voluntad de unos pocos maestros y apenas sí algún puñado de románticos ciudadanos.


Idéntica a la angustiada denuncia que en su momento hiciera su ex directora Luz Alba Beltrán, que no es otra que la que de tiempo atrás vienen haciendo ciudadanos, de aquellos que de verdad les duele la tierra, como el ingeniero y musicólogo Jaime Corredor, el maestro César Zambrano, el empresario Armando Vega Lara, el congresista Juan Mario Laserna, el Maestro y egresado de ese claustro Germán Gutiérrez y otros pocos que, constituidos en sólidos puntales, prestan de manera desinteresada y a su manera, su concurso para evitar que el Tolima se quede huérfano del emblemático centro espiritual.


Y es que de unos años para acá, por carencia de un presupuesto sólido y consistente, el Conservatorio que en 1994 fue declarado Monumento Nacional, ha venido sufriendo una gradual “capitis deminutio” que ha llevado a que en el pasado reciente desaparecieran sus excelentes masas corales, mismas que contribuyeron a acrecentar y fortalecer la imagen musical que de la capital Tolima nacional e internacionalmente se tiene, el Concurso Internacional de Coros que por varios años se celebró exitosamente, con asistencia de grupos de varios países de América y de Europa y que se haya menguado la gran madurez artística antaño alcanzada, con el evidente perjuicio de sus alumnos actuales, cuyo número constituye una cifra cercana al 10% del total de estudiantes de música de nivel superior en Colombia.


Penosa circunstancia derivada de la precaria atención que los gobernantes de los últimos años le han venido prestando al más importante centro de formación musical de naturaleza pública que poseen el Tolima e Ibagué, y el desinterés que la ciudadanía hasta hoy mantiene, desaprovechando las ventajas competitiva y comparativa que le da la connotación que a través de la marca “Ciudad Musical” la opinión del país le ha otorgado, para crear la más importante empresa alrededor de la música, convirtiéndola en factor de desarrollo y generador de empleo y colectiva prosperidad.  


Credito
MANUEL JOSÉ ALVAREZ DIDYME-DÔME

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