Pájaros de mal agüero

Hugo Patarroyo Murillo

Colombia es, sin lugar a dudas, el país de los sobresaltos. Aquí casi nada se puede prever, proyectar y/o planificar.
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Cuando se cree que todo camina “normalmente”, de pronto, se nos viene encima un volcán, un río desbordado se lleva una construcción llena de gente, un terremoto hace estremecer medio país o, una catástrofe pone a pensar a más de uno. Eso, sin contar lo que nos llega de afuera que, por estos días se denomina “Coronavirus” o, “Covid 19” , como se quiera llamar. Todo se revuelve, se trastorna, se trastoca, en fín, todo se estropea y hace reorientar las prioridades.

Hasta el M-19 paró, cuando ocurrió la tragedia de Armero. No es fácil conducir el barco colombiano, mejor dicho, no es nada elemental ser Presidente de la República. Llámese como se llame, Iván Duque Márquez, Perico Pérez o, Fulano de Tal. Es muy, pero muy “verraco” timonear un barco en medio de una tempestad, atravesando un océano embravecido por factores externos, como el de la pandemia que se sale de las manos, con pasajeros haciéndole agujeros al barco, tanto a babor, como a estribor, mejor dicho, tanto en el lado izquierdo, como en el derecho. Sorteando adicionalmente, los iceberg de la corrupción que, como en muchos departamentos -entre ellos, el nuestro- no se les vé sino la puntica del témpano.

Es muy complicado complacer a todos los pasajeros, sobre todo, a los de los camarotes VIP que, a la postre, vienen siendo la llamada “clase política” colombiana, unos pidiéndole imposibles y los otros, con soterrados intereses para que el barco se hunda, creyendo que, tal vez, se puedan salvar. No entienden que, al producirse un incendio en el cuarto de máquinas del barco ( llámese explosión social ), se produce una conflagración que, de paso, se los lleva, a ellos también por delante. Éso no le sirve a ninguno.

A lo más han llegado, los críticos de Duque que, con el cuento del “materialismo histórico” o “Marxismo”, no le permiten invocar su inclinación religiosa. Le critican su devoción a la Virgen María, ya sea de Chiquinquirá o de Fátima ! Increíble, no? Si bien es cierto que, Colombia es un país laico por Constitución, nada prohíbe que las personas promulguen su inclinación religiosa. Qué sería de nuestra sociedad colombiana, sin ese “opio del pueblo” , tal y como definía a la religión, el propio Karl Marx en 1844? Estaríamos construyendo los pesebres de la navidad, con la figurita del niño hijo de una campesina del Sarre Francés (Helen Damuth) y Carlos Marx, vástago que, al no ser reconocido por su propio padre, tuvo que ser asentido por su gran amigo Federico Engels. ( “La vie amoureuse de Marx” Pierre Durand, Libros Dogal 1977). Tema como para el ICBF !

Al Presidente Duque, hay que dejarlo trabajar a su manera, acorde a sus criterios. Como le parezca que esté correctamente orientado el país . El capitán del barco es él. Entre otras cosas , lo está haciendo acertadamente. No es el momento de estarlo “jodiendo”, ni con teorías Hegelianas, ni Bakunianas, ni verdes, azules o rojas, Déjenlo laborar. O…. es que temen que le vaya bien?

Adendo: Como está de moda escribir 1ª parte, 2ª parte, 3ª parte y, en las películas se vé , “la saga” , con mucha frecuencia, en importante el desarrollo de “El Netflix del Tolima, 2ª Parte”. Por el momento, las películas más solicitadas, son “La Gran Estafa”, “Atrápame si puedes” y, “Alí Babá y los 40 ladrones” .

HUGO PATARROYO MURILLO

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