Calidad ambiental media

Jaime Eduardo Reyes

Por fin, un indicador para medir la calidad ambiental es aplicado en nuestro país. Y es que aunque la Cepal ya lo había diseñado hace unos años atrás, hasta ahora tenemos un primer informe.

Entre escrutinios y análisis electorales pasó inadvertida la entrega del informe del índice de calidad ambiental urbana para ciudades en Colombia hecho por el Ministerio de Ambiente mediante el análisis de nueve ciudades de más de 500 mil habitantes y otros 32 centros urbanos de menor tamaño.

La calidad ambiental urbana es el resultado de la interacción del conjunto de factores humanos y ambientales que inciden favorable o desfavorablemente en los habitantes de una ciudad. Es comúnmente asociada con factores como la disponibilidad de espacio público, la calidad y cantidad de las áreas verdes, la contaminación ambiental, la calidad de la vivienda, los servicios públicos domiciliarios, la movilidad y el transporte público, entre otros.

El indicador clasifica la calidad ambiental urbana desde muy alta (mayor a 80 puntos) hasta muy baja (menor a 20 puntos).

¿Cómo le fue a Ibagué? La capital del Tolima se clasifica con 45,2 puntos, como una en donde la calidad ambiental es media, por debajo de Medellín y Bogotá. Para quienes gustan de los escalafones, Ibagué quedó de tercera entre las ciudades estudiadas. Desafortunadamente aun no conocemos el detalle para cada uno de los índices, sin embargo vale la pena conocer estos.

Además de los anteriormente enunciados, los índices que se estudian en el indicador son: Calidad de agua superficial, Porcentaje de áreas protegidas urbanas incluidas en el POT con plan de manejo ambiental aprobado por la Autoridad Ambiental, Porcentaje de residuos sólidos aprovechados, Cantidad de los residuos sólidos dispuestos en relleno sanitario en un período de tiempo determinado, Porcentaje de suelos de protección urbanos incluidos en el POT con conflictos de uso del suelo, Espacio público efectivo por habitante, Porcentaje de longitud de sistemas alternativos y masivos de transporte, Porcentaje de población urbana expuesta a ruido por encima de los niveles permisibles, Población urbana que participa en gestión ambiental, Población urbana vinculada a estrategias de educación ambiental, Población urbana localizada en zonas de amenaza alta, Porcentaje de superficie construida con criterios de sostenibilidad, Consumo residencial de agua y energía por habitante.

Hablando de tareas para los próximos alcaldes de Ibagué y Espinal, bien vale la pena revisar este indicador y trabajar por perfeccionar las relaciones que allí se plantean con el fin de mejorar la calidad ambiental en estas dos ciudades. Ahora bien, el indicador puede usarse como guía en el Departamento, donde la Gobernación y Cortolima establezcan un plan de acción para atender cada una de las categorías indicadas en éste.

Los Gobiernos no debieran actuar a ciegas, y mediante la aplicación de esta herramienta se puede mejorar la gestión ambiental. ¿Cómo hacerlo? Bajo el liderazgo de la Corporación Autónoma y el compromiso de los gobiernos locales en sus nuevos planes de desarrollo.

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