Agenda departamental de paz

Jaime Eduardo Reyes

Concurrido e interesante estuvo el conversatorio ‘Lo que le falta en La Habana’, organizado por la Universidad de Ibagué, Corcultura y la Gobernación el pasado sábado. El conversatorio fue “provocado” por el maestro William Ospina, luego de un artículo que él escribiera en El Espectador. Los panelistas, además de Ospina, fueron el Codirector del Banco de la República, Carlos Gustavo Cano, y el presidente de la Universidad, Eduardo Aldana Valdez.

Según la opinión de los asistentes que llenaron el auditorio central y en donde se encontraban los rectores de la Universidades de Ibagué y del Tolima, el gobernador Delgado, el representante Gaitán, diputados, concejales, alcaldes, empresarios, académicos, líderes comunitarios, estudiantes y profesores, entre muchos más, tener la oportunidad de escuchar tres enfoques distintos sobre los que debiera hacer el Tolima para alcanzar la paz fue un acierto del encuentro.

Un elemento común expuesto por los tres conferencistas consistió en que para alcanzar la paz el ciudadano debe empoderarse de las tareas que tienen que ver con la búsqueda de la paz. En palabras de Aldana; el trabajo debe hacerse entre todos.

Otro elemento común, pero además planteado por los asistentes, fue que la paz no es el resultado de la firma de un acuerdo entre dos grupos en La Habana, ni siquiera será el resultado de la aprobación del plebiscito que refrende los acuerdos alcanzados en Cuba. La Paz se alcanzará mediante acciones paz que hagan de esta, como lo afirmó Ospina, “como un derecho de toda la sociedad”. Estas acciones deben ser definidas, ordenadas, y presupuestadas en un plan o agenda de paz.

Cano propuso la creación de una Agenda Departamental de Paz, la que, a mi juicio, debiera ser un empeño de la sociedad civil, elaborada conjuntamente con el Gobierno departamental, la academia y los empresarios. La Agenda Departamental de Paz del Tolima podría convertirse en el derrotero a seguir durante los próximos años para alcanzar los fines que el Tolima se ha planteado en reducción de la pobreza, disminución de la desigualdad y crecimiento económico.

Esta agenda debe permitirnos renovar nuestro tejido social, descubrirnos como proyecto histórico, defendiendo el recurso hídrico y los equilibrios ecosistémicos.

No hay duda que lo que le falta a La Habana está en Colombia, en su territorio, en las localidades, a La Habana le ha hecho falta gente, personas, ciudadanos. Esas mismas personas que deben empoderarse de los desafíos que les da la posibilidad de alcanzar una Colombia en paz, de poder vivir en un país sin guerra política. La misma gente que podría pensar y desarrollar una agenda de paz.

Eventos como este y muchos otros distintos, pero que persigan el mismo fin, deberán llevarse a cabo a lo largo y ancho del departamento y del país. Ese fue el reclamo de muchos el sábado. En estos la sociedad civil participara en el diseño de acciones para el periodo del pos-acuerdo. Eso no se encuentra en Cuba, eso hizo falta.

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