Hora de pensar en la versión número 50 del folclor

Ibagué le apuesta al Festival Folclórico Colombiano como una fórmula anual de atraer visitantes. Además, es una celebración que se halla arraigada en el alma de los tolimenses y por eso es esperada con gran expectativa. Este año se cumple la versión número 50 del Festival, por lo cual es preciso que se organice un evento de calidad extraordinaria.

Aunque el año pasado el Festival congregó a los ibaguereños y a miles de turistas, las cosas no salieron como era de esperarse y se degradó en un espectáculo grotesco en el que abundó el licor, por encima de la programación cultural. Los desfiles fueron un completo desorden, en especial el desfile nacional, que salió tarde y el recorrido fue interrumpido por la presencia de los espectadores que se salieron de control. La carrera Quinta se transformó en un gigantesco muladar y escenario de peleas de borrachos. Las imágenes que recorrieron el mundo no fueron las de las carrozas o las comparsas, sino las de ebrios que se agredían entre sí. Este fue calificado por ibaguereños molestos con la desorganización, como “el peor de la historia”.

La asistencia a los desfiles fue multitudinaria y crecieron las ventas del comercio, pero no se puede medir el éxito de un evento solo por el número de asistentes y los ingresos económicos. Un acontecimiento cultural de la talla del Festival Folclórico Colombiano requiere de una planeación de meses para que sea exitoso y este es el momento de comenzar hacerlo.

El año pasado, después del catastrófico resultado del desfile nacional, personajes reconocidos del sector cultural expresaron su pesar por el desmejoramiento de las fiestas y se reunieron en diferentes escenarios para reflexionar y proponer alternativas para los siguientes años.

Entre las conclusiones de estos encuentros se destaca la necesidad de crear una corporación de carácter mixto que se encargue de la planeación anual; contar con un equipo de trabajo que defina la programación y realice la convocatoria; establecer la estrategia de promoción y coordinar los aspectos culturales y de logística. Hay que contar, así mismo, con expertos en estos temas, que los hay en el Tolima, y que estarán dispuestos a brindar su apoyo de forma generosa y desinteresada.

Lo más importante es que la venta de aguardiente y cerveza no sea el centro de las actividades. Así mismo, hay que abrir paso a la innovación, a las nuevas expresiones artísticas y a la organización de un espectáculo que sea impactante y novedoso. El tiempo corre y es preciso comenzar ahora.

EL NUEVO DÍA

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