¿De dónde salió tan torticero funcionario? ¿Quién está detrás de su nombramiento y el enorme poder adquirido? ¿Por qué razón no hubo siquiera un intento de censura tras la burda actuación contra Robledo?

La tarea es ciclópea y solo sabrá acometerla un verdadero líder, discreto, ponderado, efectivo, que sepa concertar y decir la última palabra sin producir resquemor. Ese es el desafío del Presidente Juan Manuel Santos y solo el tiempo dirá si atinó o no.

¿Cuál el destino de los miles de pescadores y qué alimento habrá de sustituir al bagre, el bocachico, el nicuro y el capaz en la ingesta de proteína de la dieta de la ciudadanía? ¿Quién mide el impacto ambiental y social de la privatización del río? ¿A quién beneficia? ¿Cuál ha de ser la actitud de los tolimenses?

Como tanto se ha repetido los hechos se inscriben en la absurda lógica de la guerra y lo único que lograría parar la sangría (al menos con el protagonismo de las Farc) sería que los diálogos tuvieran éxito y se firme un acuerdo que ha de requerir, por supuesto, un cese al fuego bilateral y permanente.

No que no se necesite orden y respeto por parte de la ciudadanía en el uso del transporte público, pero tanto paraderos como el gasto en pintura azul no tiene objeto si se carece de autoridad para hacer obligatorio su uso y de una campaña organizada y permanente de educación cívica.

De otro lado y por lo sucedido en la última semana hay otro sector que parece haber perdido la credibilidad en el proceso: las Farc, ya que las irracionales acciones contra la infraestructura y el bienestar de las comunidades así lo indican.

¿Será acaso un mensaje de las tropas a los delegados de La Habana, indicando desde ahora que no han de someterse a lo que se acuerde en las negociaciones? ¿Se trata de una absurda muestra de poder de destrucción en el momento más inoportuno y con los métodos y objetivos menos apropiados?

El proceso se ha realizado sin presencia de víctimas y los abogados de los uniformados han interpuesto toda suerte de obstáculos dilatorios.

Ejemplos hay a porrillo: se gastan 400 millones de pesos de la celebración del cumpleaños de Ibagué en la contratación de un decadente salsero, emplean 500 millones de pesos para contratar los adornos navideños en Medellín en perjuicio de los artesanos, artistas y técnicos locales.

Al parecer olvidó que su propio hermano, quien ocupó temporalmente el Palacio del Mango, podría ser receptor de esos epítetos y señalamientos con justa razón y que, afortunadamente para la comunidad, su mandato fue acortado por otra clase de irregularidades. Claro que quien culminó el período subió la barra a cotas inéditas.