Igual cosa sucede con aquellos que sin parar mientes con los horarios y calendarios de recolección de basuras sacan los desechos a la hora más inopinada para así añadir más deterioro al penoso estado de calles y aceras. Y así hasta la saciedad pues la coordinación resulta, a todas luces, esencial.

Como si fuera un coro de plañideras se oyen las voces de los gobernadores y alcaldes que se enfrentan a la inevitable posibilidad de ver cerrar a sus hospitales por cuenta del extravío de los recursos. No escapa el Tolima, donde, como se padece, no es solo el hospital Federico Lleras el que tiene problemas.

Las cifras desafían la capacidad de comprensión del ser humano pues se sabe que el planeta enano se toma 248 años en su órbita alrededor del Sol y que a diferencia de Saturno no es un mundo gaseoso sino sólido y helado.

Es oportuno recordar al Presidente Santos y al vicepresidente Vargas un par de promesas de campaña: el compromiso de reducirle a los pensionados del 12 al 4 por ciento de la mesada los aportes a salud.

No hay que olvidar tampoco que los narcos colombianos tienen o tenían estrecha relación con los clanes mexicanos y que estos son excelentes socios a las buenas, pero cobran con sangre a quienes los traicionan y delatan, como ha ocurrido con narcos que tienen por estos lados su campo de operaciones, sus propiedades y los testaferros que las manejan.

¿Bastará el acuerdo para reencauzar el proceso, o serán los estertores de una nueva frustración? Hay que esperar que se imponga la primera opción.

El ministro Luis Felipe Henao Cardona, quien se contradice y rectifica en sus declaraciones, no es una fuente muy confiable de información. A más de que no ha vuelto a referirse al asunto.

La demolición del Pedro J. Sánchez marca un notorio contraste a lo que ocurría hace 45 años. Eran otras épocas y otra gente. Por cierto, otra clase de funcionarios y sobre todo, de asesores.

La tenue luz que había quedado tras los tristes sucesos recientes parece haberse reavivado. El anhelo de la mayoría es que el proceso tome de nuevo el rumbo, que pare la sangría y se llegue a la elusiva paz.

Todo lo anterior ha de significar un enorme impacto económico, por aquello del multiplicador de la inversión, se afectará positivamente el empleo y, por supuesto, todo el conjunto se ha de convertir en un avance insospechado en la comunicación interna en el Tolima y con otras regiones.