La semana pasada fui a pagar mi factura de celular que tengo con plan cerrado dizque para evitar ser sobre facturado, experiencia que hemos vivido tal vez el 205 por ciento de los usuarios.
Pensemos por un momento que existe algo que podemos llamar “inteligencia colectiva”, una cualidad que aparece y desaparece cada 70 años de la faz de la tierra (por poner una cifra). Una sístole de brillantez y una diástole de estupidez que gobierna el universo.
Como homenaje tierno al descubrimiento, me han llegado estas dos cartas de las mujeres de Colón, que lego a la Academia de Historia del Tolima. La primera, de Felipa Muñiz Perestrello a su señora madre, Isabel Muñiz.
Estoy buscando una canción que represente nuestra política nacional con total fidelidad y quiero proponer como himno suprapartidista aquella tonada melosa y fatídica que compuso José Feliciano: “La Cárcel de Sing Sing”. Me parece perfecta.
Me ha llamado la atención el cambio de Ministro de Defensa: me conmueve Rodrigo Rivera, ese pobre muchacho paria y sin partido, pues los uribistas insisten en que es liberal y los liberales en que es uribista.
Como les contaba en la columna pasada, con mi familia nos propusimos proteger la imagen de la Nación durante el Mundial sub 20, así tuviéramos que torcer con discursos nuestra caricaturesca realidad para que el grupo de turistas que adoptamos tuviera una excelsa impresión del país.
En mi familia nos tomamos muy en serio lo de hacer quedar bien al país ante los turistas que nos visitaron por el mundial de futbol, así que decidimos adoptar un grupo de estudiantes de intercambio y los acompañamos a todos lados para evitar que fuesen víctimas de nuestro pintoresco realismo mágico del que supuestamente debemos sentirnos orgullosos.
Dado, por un lado, el éxito que tuvo el curso para hombres promovido desde esta columna, curso que recibió el apoyo incondicional de cientos de abnegadas esposas deseosas de culturizar a sus maridos,