El limbo de Benedicto

Se despide de este mundo el señor Ratzinger, y recibe de la comunidad honores excepcionales porque es el único papa que muere como expapa; un hecho que reseña magistralmente Julio César Londoño, en columna que resume el cambio que Benedicto logró, después de que Agustín se inventó que el cielo estaba saturado de cuantos morían sin bautismo cristiano, incluidos —por supuesto— todos los antecesores de Jesús, que tampoco fueron bautizados, porque cuando eso no había habido papa alguno que saliera a advertir. De hecho, tampoco había papas.