El artículo 5 de la Constitución proclama: “El Estado reconoce, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona y ampara a la familia como institución básica de la sociedad”.
La ética -del término griego ethos, costumbre, carácter, conducta- es la rama de la filosofía que se ocupa en el estudio y regulación de los comportamientos y acciones humanas, a la luz de la moral.
El Estado, al tenor de la Constitución (artículo 5), reconoce, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona. Entre ellos: el artículo 20 garantiza la libre expresión del pensamiento y opiniones; de conformidad con el 37, toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse públicamente -y, por tanto, protestar, criticar, reclamar, proponer o respaldar-, y únicamente la ley goza de competencia para prever restricciones y establecer los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de estos derechos.
Es muy importante lo que se han propuesto tanto el presidente Gustavo Petro como la vicepresidenta Francia Márquez: orientar al Estado hacia una eficaz promoción de la dignidad humana como base necesaria para la paz.
Por lo que le hemos escuchado decir al presidente Gustavo Petro, en su condición de demócrata, no se opone a la libre expresión de las ideas -así sean contrarias a las suyas-, es respetuoso de la crítica y favorece el diálogo como camino civilizado hacia el logro de acuerdos y consensos.
BOGOTÁ. Se discute en el Congreso el proyecto de ley de origen gubernamental que introduciría otra reforma tributaria. Entre los varios puntos discutibles de esa iniciativa está la consagración de un impuesto sobre las pensiones que consideran “altas”, es decir, superiores a diez millones de pesos.
Insiste el Gobierno en una reforma tributaria que tiene varios problemas constitucionales. Uno de ellos es el relativo al proyectado gravamen de las pensiones, aprobado ya en primer debate, durante el cual -dicho sea de paso- se ha debido discutir y votar artículo por artículo, y no en bloque, como se hizo.
El 2 de octubre de 1869, en Porbandar, India británica, nació Mohandas Karamchand Gandhi (Mahatma Gandhi), líder de la independencia de su país, cuya fructífera labor -basada en el rechazo a toda forma de violencia- se constituye en una de las conquistas más significativas de la Historia. En su homenaje, la Asamblea General de la Naciones Unidas señaló el 2 de octubre como el “Día Internacional de la No Violencia”, con el objeto de difundir tan valioso legado, y de “asegurar una cultura de paz, tolerancia, comprensión y no violencia”.