También es necesario decir que en Colombia la pedofilia es un peligro latente que ronda redes sociales y se disfraza a través de perfiles falsos, y por eso el llamado debe ser a cuidar a sus hijos, en todos los campos y escenarios posibles.
En el caso de la radio, y a propósito de la celebración del Día Mundial de la Radio, efectuada el pasado lunes, hay que decir que con el pasar de los años no ha perdido vigencia y hoy en día sigue siendo de gran importancia en el mundo.
A Óscar Héctor Quintabani, bienvenido sea, y ojalá logre encontrar rápidamente el equipo, que ya se estaba acoplando bajo las órdenes de Pérez y había mostrado buen desempeño.
Pues finalmente al ladrón o al mafioso se le identifica por sus comportamientos y hasta su vestimenta, mientras que al corrupto, o ladrón de cuello blanco, se suele mezclar entre la gente de corbata, e incluso pueden llegar a ser presidentes.
Sin embargo, una muestra de que los colombianos desean volver a la televisión de antes, es que las nuevas series como la del “Comandante” transmitida por RCN y que narra la vida de Chávez, ha sido ampliamente superada en rating por otro tipo de producciones como la repetición de Betty La Fea.
Y luego de los escándalos, las acusaciones y las capturas de quienes participaron en todo el desfalco de los Juegos, pareciera que los ibaguereños perdieron la capacidad de asombro, pero también la gallardía para reclamar a los entes de control, a la dirigencia política y al Gobierno nacional celeridad y contundencia frente a lo ocurrido.
Probablemente por ello, el polaco Ryszard Kapuscinski aseguró que, para ser buen periodista, había que ser buena persona, pues en efecto, quien es mal ser humano difícilmente podrá entender que su forma de hacer periodismo debe estar enfocada al servicio de los demás, antes que en su ego.
Y es que, en Colombia, el tema de la donación de órganos al igual que la donación de sangre, resulta difícil de darse, pues a diferencia de otros países del continente, la tasa voluntaria de donación es de 7,2 personas por un millón de habitantes, siendo este el más bajo.
Mientras la guerrilla siga vestida de guerrilla, y con fusil en mano, seguirán siendo vistos como guerrilleros, quienes lo último que merecerían, sería un recibimiento con aplausos, bombas y calles de honor, mucho menos de unos muchachos, que sirvieron de idiotas útiles.