Seguridad y protesta social

Siempre he reiterado que la seguridad es un valor de la democracia que garantiza el ejercicio de las libertades colectivas e individuales, que debe ser la seguridad un garante de derechos, máxime en aquellos que los ejercen en legalidad, respeto por los demás y en el reclamo justo de estos o de las injusticias, vengan de donde vengan. La libertad como un derecho garantizado por la seguridad, comporta también obligaciones, las que nacen en el goce efectivo de las libertades de los demás, no podría haber una libertad plena sino hay un respeto pleno por el otro. El disenso es también otro precepto que garantiza el enriquecimiento de la democracia, la contradicción basada en el argumento, la discusión sana y legal construye sociedad. Por eso bajo ninguna circunstancia debe permitirse la violencia, ni por actores ilegales, ni por aquellos que, disfrazados de inconformes, vandalizan el ejercicio de la libre protesta, protegida por la constitución y la ley.

Más allá de lo simple

Los gobiernos y los gobernantes serán recordados por sus obras, por sus acciones, por los hechos. En estricto orden de la evolución política de nuestra nación, atrás han quedado los discursos, los grandes oradores, el halago entre privilegiados y hasta los conciliábulos que se hacían para repartirse el poder, hoy en día los políticos integrales, los gobernantes integrales que resuelven los problemas estructurales, son los que emergen como nuevas figuras, para solucionar los acumulados problemas, las angustias y la insatisfacción ciudadana.

Obras son amores y recursos en crisis

El ejercicio de la función pública comporta unas obligaciones, que deben cumplirse so pena de quedarse en la retórica vacía, que por largos años dominó la política colombiana y por supuesto la del departamento del Tolima. Discursos plagados de adornos gramaticales, adjetivación rimbombante y citas de frases célebres e ilustres personajes, eran el común denominador de esa coyuntura política social y económica, resumida en hegemonía, violencia y abandono del Estado.

Cabal salud

La crisis pandémica ha puesto la atención de todos en un sector, que ha sido golpeado por un modelo perverso que lo deshumanizo, lo monetizo y lo mecanizo enredándolo en autorizaciones, facturas y cuentas no pagadas, lo convirtió simplemente en “un negocio” donde los seres humanos son una fría cifra. Es increíble escuchar historias de paseos de la muerte donde por negligencia o tramitología la gente perece. En el periodo pasado iniciamos un ambicioso plan de recuperación de los hospitales de segundo nivel y por su puesto de nuestro Hospital Federico Lleras y a fe que lo logramos, no solo en materia fiscal, sino en el mejoramiento de sus servicios y en la articulación de la red prestadora del servicio de salud.

Policía, democracia y sociedad


La seguridad como valor de la democracia, la autoridad ejercida con estricta legalidad y el respeto por las instituciones, son preceptos que siempre he promovido y defendido. Como humanista y demócrata, respeto la diferencia, base fundamental de un proceso de construcción social, que nos debe llevar a acuerdos específicos sobre la resolución de los graves problemas que afronta nuestra Nación. La Policía Nacional, siempre ha sido un gran aliado en el proceso evolutivo de la Nación, claro que hemos tenido momentos en los cuales esta gran institución ha tenido que reconocerse, aceptar sus equivocaciones y transformarse, así fue cuando tuvo que pasar del Ministerio del Interior al Ministerio de Defensa, tras la violencia política de los 50, con el argumento que había de quitarse de la manipulación política la fuerza pública, para no ser instrumentalizada.

La luz al final del túnel

Dios y los ciudadanos me han dado la oportunidad de ser gobernador de mi Departamento en dos periodos, tuve que compartir mis mandatos con tres presidentes distintos, el presidente Uribe, el presidente Santos y el presidente Duque, cada uno aportó desde su visión al desarrollo de la obra, Túnel de la Línea.

La vida primero, la economía también

La economía y el mercado sin duda, pasan por la ingente regulación del Estado, escuché decir a un conferencista colombo - japonés “en Japón somos ricos en medio de la pobreza y en Colombia somos pobres en medio de la riqueza” y claro, en esa definición hay unos enormes contenidos culturales, sociales, de modelo económico, pero más allá, profundas decisiones de Estado en materia de educación y por supuesto una actitud ciudadana llena de fuerza y deseos de salir adelante.

El gran salto

Esta pandemia nos ha dejado enormes enseñanzas, unas personales sobre nuestro comportamiento, con nuestras familias y nuestro entorno, otras respecto a los enormes retos económicos, ambientales y sociales, que debemos asumir como sociedad y que deben asumir los gobernantes de manera resolutiva.

La fuerza de los hechos

A lo largo de mis columnas he querido siempre dejar un mensaje, una instrucción, un consejo que sirva como orientación a aquellas personas, profesionales o gobernantes que quieran acogerlos.

La verdadera revolución es la educación

El conocimiento es la gran riqueza, que individual y colectivamente tiene la humanidad, en otrora la educación estaba reservada para unos pocos quienes, aprovechándose de ello, establecían dominios, conquistas y riquezas. Hoy más que nunca está demostrado, que es la educación el mayor valor de quien la posee, es la forma, en que personas y estados garanticen su progreso y bienestar.