Economía, gremios y gobiernos

La política pública, es aquella que prevalece en el tiempo y el espacio, la que se legitima a fuerza de su realidad beneficiosa y se queda encarnada en la ciudadanía como un bien preciado, por eso, así los gobiernos cambien ella no puede cambiar, porque es políticamente correcta, es decir tiene los elementos esenciales e importantes de equidad para el equilibrio social, productividad y generación de recursos. Insisto hasta la saciedad que es muy fácil, desde la confortable silla de un escritorio, desde los privilegios que dan un cargo o una comodidad de vida, pontificar sobre el deber ser en materia económica, sobre todo en esta época de pandemia, donde casi todos se vuelven expertos en todo.

La ignorancia en la política

El modelo de revolución educativa que se viene gestando en la Universidad del Tolima, sin duda tiene un amplio contenido de planeación; en nuestro gobierno acabamos con el déficit generado por la politiquería, el clientelismo y el derroche, fueron años donde la UT se encontraba anclada en unas costumbres enquistadas aún, en la sociedad colombiana. Esa ruta que emprendimos, no solo enervó la crisis financiera, sino que acentuó la meta por la mejora académica en toda la comunidad universitaria, hasta obtener la acreditación de alta calidad, ahora el Gobernador del Tolima, (único gobernador del país que lo ha hecho) otorgó la gratuidad en la matrícula hasta el año 2023, convirtiéndose de esta manera la Universidad del Tolima, en un generador de oportunidades y aportante al desarrollo social y económico de la región, circunstancias que no habrían sido posibles, sino se hubiese desarrollado ese ambicioso plan de recuperación financiera, mejoramiento académico, austeridad, proyección, autogobierno y autonomía universitaria, es decir un total y amplio conocimiento de lo público, en una visión con experiencia, trabajo y audacia, ah, eso sí, todo alejado de los sectarismos o las preferencias en los beneficios administrativos o académicos.

La mentira debilita la democracia

Desde hace varias columnas he venido llamando la atención sobre el establecimiento de la mentira como un mecanismo desestabilizador de la sociedad, desde la familia eje formador, las instituciones, la sociedad y por supuesto el modelo político y de gobierno que tenemos en nuestro país. He invocado para inquietar en mis generosos lectores: la comunicación y la información donde referencié a Wolton, la opinión pública como la gran fuerza colectiva, donde cité el espiral de silencio de Newman y hoy cito el ensayo de Hanna Arendt denominado “verdad y política”, como la relación directa de una y otra y la afectación en la sociedad.

El poder de la mentira

Basta con observar la sociedad que tenemos, más allá de unos criterios meramente simplistas, para darnos cuenta de la profunda crisis de valores en que estamos, la familia como el eje articulador y formador del ser humano atraviesa una profunda crisis, casi desaparecido está el referente familiar de honestidad, disciplina, respeto y amor. Los valores se han perdido en su gran mayoría, sin importar la disfuncionalidad del hogar moderno o el tipo de familia que se clasifica en varias hoy en día.

Desinformación es destrucción

El sociólogo francés Dominique Wolton, escribió un libro que tituló “informar no es comunicar” y ciertamente el autor allí estableció, que la información no crea comunicación, más allá de entregarle al receptor un referente sobre algo, pero no la posibilidad de generar espacios de comunicación, es decir que haya ida y vuelta entre el emisor y el receptor, que es lo que enriquece, que es lo que permite construcción social, desde la coincidencia o la diferencia. De allí la importancia hoy, de los medios digitales que permiten en sus códigos de lenguaje y espacios ventanas de expresión a quien consulta publicaciones.

Agua y medio ambiente la fuerza de los hechos

padre nos inculcó un inmenso amor por la naturaleza y por el campo. Siempre el río Combeima ha sido nuestro permanente acompañante, nuestro afluente principal y generador de vida, nos levantamos a su lado, aún dependemos de su amplia generosidad, pero su caudal ha disminuido, debido al descuido, a las acciones depredadoras del mal concebido y desarrollado turismo, a la inacción y poca visión de entidades públicas y privadas. Debemos recuperar como el activo mayor que tenemos, el río Combeima; se han dado unos pasos que se deben reconocer, pero no los suficientes y contundentes para que nuestro río tenga larga vida y la tenga en abundancia.

Carlos Alvarado – Amor por el Tolima

Hace algunos meses compartí con Carlos Alvarado, reímos y cantamos, hace pocas semanas también nos vimos, no solamente nos unían algunos temas familiares, sino una gran amistad. Con él, doña Hortensia, sus hijos compartimos durante años infinidad de momentos, llenos de fraternidad y alegría.

Fraternidad y conciencia social

Durante años de mi vida personal y pública, he tenido la gran virtud enseñada por mi padre de escuchar para reflexionar sobre mi comportamiento, los contextos sociales en los que me desarrollo, mis entornos y mis acciones; he tenido en la vida muchas personas que han influenciado estos aspectos, entre otros sin duda mi padre quien era un asiduo lector, un gran formador de disciplina, trabajo, fe; mi hermano Jaime, un inquieto de los temas económicos y políticos, me marcaron una ruta que, con los años, las vivencias los golpes y aciertos, me formaron y forjaron. Soy un ser humano en evolución, que reconoce defectos con humildad y potencia con trabajo y disciplina habilidades.

De vuelta al campo

La concentración de la tierra es inversamente proporcional a la producción agrícola del país, en Colombia está probado que los mayores tenedores de tierra, son los menores productores agrícolas y en las zonas donde existe mayor minifundio la producción agrícola es alta. Esta pandemia regresó la mirada al campo, por la necesidad de producción alimentaria, pero además porque fueron los menos afectados por contagio; da alegría ver que, a la ruralidad colombiana regresen los ciudadanos, solo falta que el Estado también asimile estas dinámicas para que los recursos lleguen a los campesinos, a los pequeños productores agrícolas, a la ruralidad para la competitividad.

El tiempo de Ibagué

Las ciudades, los países, los territorios tienen sus momentos, sus tiempos, esos en los cuales confluyen coincidencias, esfuerzos, recursos, contextos sociales, políticos y económicos favorables, que deben ser observados, aprovechados por gobernantes y ciudadanos para obtener los mejores resultados de prosperidad, equidad y bienestar.