Vale traer a la memoria que el 10 de abril de 2004 una patrulla del Batallón Pijaos sacó a la fuerza de su casa en la zona de Potosí a una pareja de 17 años, su bebé de seis meses, un tío de los esposos de 24 años y un joven que los acompañaba de 14 años y los fusilaron a quemarropa, para luego aducir que se trataba de un error producido por una supuesta niebla que había en el sector.

Es menester que las autoridades y las comunidades a las que, se supone, van a beneficiar con los escasos recursos, se pongan al frente de sus intereses e impidan el derroche y el desperdicio estableciendo claras prioridades y determinando cuáles son las verdaderas necesidades cuya solución permita labrar un mejor futuro.

Lo visto en la celebración del aniversario 206 de la Independencia en Bogotá, con bandas vestidas y portando estandartes negros, trae perturbadoras reminiscencias de “chulavitas”, oficinas de Envigado, AUC y clan U.

De esta manera, y si no sucede algo extraordinario, se estará cumpliendo con el calendario esbozado por el Alto Comisionado para el Postconflicto, Rafael Pardo, que estimaba que el plebiscito tendría ocurrencia en la última semana de septiembre.

Sin embargo, los rescoldos del levantamiento siguen vivos pues domingo y lunes todavía había algunos cantones militares que se mantenían en rebeldía, lo que incide en la incertidumbre que cubre esta estratégica región del planeta.

Las violentas expresiones escuchadas y observadas en la campaña política solo logran exacerbar el clima de confrontación. Como en todo proceso violento se sabe cuando se inicia pero no cuando acaba.

El terror se ha instalado en varios países y no saldrá de allí en muy largo tiempo. La paranoia habrá de afectar la economía, pero también las relaciones entre países, razas y religiones en medio de un panorama de infinita incertidumbre.

Es hora de recordar a Atahualpa cuando cantaba: “La vanidad es yuyo malo que envenena toda huella, pero no falta el varón que la riega hasta en su puerta”.

Tal parece que la chatarra es un elemento que agudiza el magín de defraudadores y estafadores y hasta pone en peligro la estabilidad de las comunidades.

Poco faltó para que (como otros malandrines) nos demandara por calumnia e injuria cuando revelamos sus andanzas para adjudicar la construcción de los escenarios a quienes se avinieron a sus requerimientos extracontractuales, para terminar adjudicándolos a los peores y menos capacitados.