El infinito en un junco
Irene Vallejo, en su reciente obra que lleva el título de esta columna, nos enseña y recuerda que en el comienzo de nuestra historia, fue la comunicación oral la única forma de intercambio entre los seres humanos. De transmisión de sus saberes, de sus creencias religiosas, de sus liturgias y rituales. En fin, de la creación de cultura. Reitera, que poetas y dramaturgos hacían maravillosas creaciones solo en sus mentes y luego las llevaban al discurso. No había manera de corregir sobre un texto escrito ya que, simple y sencillamente, no existían.