Édgar Antonio Valderrama, una vida plena de fructíferas ejecutorias
Como alguna vez lo dijera acertadamente nuestro coterráneo, intelectual y poeta, Juan Lozano y Lozano, la calidad de una sociedad debe medirse por su gratitud y su memoria, sobre todo por esta última, puesto que nos auxilia, evitando, como en la peste que azotó al Macondo Garciamarquiano, que olvidemos el pasado o contribuyendo en oportunidad a que traigamos a tiempo presente aquellas ejecutorias varias que, por valiosas se hace menester recordarlas hasta convertirlas en obligados y fértiles ejemplos.