El próximo lunes 16 de abril se celebran los 100 años de nacimiento del profesor Antonio García Nossa, sin lugar a dudas el más importante pensador socialista de Colombia, al lado de Gerardo Molina y Orlando Fals Borda.

La democratización del poder y la riqueza conduce a la construcción de sociedades más justas e igualitarias, fundamentadas en el respeto a la dignidad humana.

La próxima semana se inicia en el Congreso de la República la segunda vuelta para discusión y aprobación – o desaprobación- del polémico proyecto de reforma a la justicia, que sin lugar a dudas, constituye en relación con las cerca de treinta reformas que lleva encima la Carta, la propuesta reformista de mayor trascendencia.

El homenaje rendido a William Ospina, hace dos días en el salón Alberto Castilla y promovido por la Universidad de Ibagué y la Fundación Musical de Colombia

Colombia, en los últimos años, ha estado en vilo, pendiente de decisiones judiciales. De todo tipo: desde las trascendentales en terrenos constitucionales, hasta las más taquilleras -publicitariamente hablando- en dramas pasionales.

Tras la decisión del Consejo de Estado de anular el acto administrativo por medio del cual la Corte Suprema de Justicia eligió a Viviane Morales como Fiscal General de la Nación, vendrán variadas interpretaciones de dicho fallo que contiene, sin lugar a dudas, mucha salsa política de momento y también contenido jurisprudencial a largo plazo.

El tema de la cultura, constituye sin lugar a dudas, uno de los más urgentes por desarrollar dentro de los objetivos teleológicos de la Constitución de 1991. Y sobre todo, el de convertirlo como lo consagra la Carta en un principio, un valor y un derecho real, construido con la participación amplia, consciente y decidida de la comunidad.

Asesinar a tres candidatos presidenciales – Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro – y a importantes intelectuales y líderes de izquierda, en un lapso relativamente corto de tiempo, no podía considerarse labor criminal de una organización delincuencial ajena a la estructura estatal vigente en el país.

Dentro de los rayos y centellas propios de la tormenta de críticas a la rama judicial a raíz del reciente fallo –que aún no está en firme- del Tribunal de Bogotá en relación con el Holocausto del Palacio de Justicia,

La existencia en un determinado país de un poder judicial autónomo y fuerte, refleja sin lugar a dudas, la existencia institucional de una democracia igualmente sólida.