Ya nos está sucediendo

Eduardo Pilonieta Pinilla

El período del fiscal actual está próximo a vencerse y ya se ha presentado a la Corte Suprema de Justicia la terna, con el nombre de las tres candidatas llamadas a remplazarlo; eso está bien, solo que han sido seleccionadas por el presidente de la República; por lo tanto, son de su entera confianza y creemos nosotros actuarán, no en defensa de la ley y la sociedad, sino de quien las escogió.
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Sospechamos que esto terminará convirtiéndose en unas instancias que lejos de aplicar estrictamente la ley, se tornará en un mecanismo de dilatación de aquellas averiguaciones que de una forma u otra comprometen a los gobernantes del momento, pues para eso se escoge un buen amigo.


Hoy en la Fiscalía existen procesos que comprometen a funcionarios del gobierno actual, entre ellos, al hijo del presidente, sospechoso de conductas ilícitas, que si no se definen en el mandato actual, la Fiscalía acabará enredándose en los vericuetos jurídicos con los cuales se puede lograr que los procesos terminen por diferentes razones que responden más al procedimiento que al fondo del problema.


Esto está cantado; de ahí el afán del presidente de ajustar su terna de candidatos para que la misma se acomode a aquello que el partido del gobierno necesita para culminar las investigaciones existentes.


Además, empezó la consolidación del poder omnímodo por parte del ejecutivo, que se toma primero la Fiscalía, luego la Procuraduría y finalmente la Contraloría; con ellas tendremos un gobierno que se perpetuará en el tiempo, como lo hemos visto en esa “dictadura democrática”, propia del modelo comunista.


Lo grave de esto es que se hace con la aprobación tácita de los ciudadanos, que viendo lo que está ocurriendo, conociendo a dónde vamos a llegar, se niegan a reaccionar, pues continuamos pensando que no nos va a pasar lo mismo, porque se cita la tesis de que somos una sólida democracia; no hay peor ciego que el que no quiere ver.


Reiteramos, así pequemos de cansones: eso mismo sucedió en Venezuela y mire como un país rico terminó siendo el más pobre en Latinoamérica, después de Haití, por el modelo del socialismo del siglo XXI. Seguimos pensando que de continuar como vamos terminaremos llorando como cobardes por no defendernos como valientes.


Ojalá estemos equivocados: nos alegraría enormemente.

EDUARDO PILONIETA

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