Los costos de producción asfixian desarrollo agrícola

MARCO A. RODRÍGUEZ P. - EL NUEVO DÍA
Según el Dane, la población del campo es menos joven que la encontrada en el censo de 2005. En el rango de 15 a 34 años empezó a verse una disminución, mientras que a partir de los 39 años empieza a crecer la población.

Por el lado que se mire, en Colombia hay tierra de todos los calibres para el desarrollo de una gran cantidad de cultivos.

Muestra de lo anterior es que la FAO ha reiterado que el país tiene un potencial enorme para el desarrollo agrícola, ya que sus fortalezas la hacen único en el planeta: tercer país con mayor precipitación anual y cuarto con disponibilidad de tierras de América Latina.

Además, su ubicación tropical permite el desarrollo de diversas siembras y de todo tipo de agronegocios.

Esos potenciales son más explícitos, cuando la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, Upra, da cuenta que de 114 millones de hectáreas que tiene Colombia, 26 millones poseen posibilidades para la producción agrícola, pecuaria y forestal; de los cuales solo se están utilizando 7,5 millones de hectáreas.

Y de los suelos netamente agrícolas, que son 11,3 millones de hectáreas, solo se aprovecha el 35 por ciento.

Hasta ahí el potencial es enorme; pero, de acuerdo con los expertos, trabajar en el agro es una situación muy distinta a los proyectos que se planifican en los escritorios y donde la estructura de costos, sumado a otras adversidades, hacen del agro un negocio que se mire con recelo.

Hay cultivos en Colombia, donde los costos de producción están por encima del 50%; con agravante mayor: la mano de obra que cada día es más escasa, tiene un peso en esa canasta ya que es un rubro de alta significancia ante la poca tecnificación existente en el agro.

 

Arriendo costoso

De acuerdo con Rafael Hernández Lozano, gerente de la Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, la fertilización en el cultivo de arroz (se compone de fosforado, cloruro de potasio y urea) y en algunas zonas, como el Tolima, el arrendamiento de la tierra son los dos rubros de mayor significancia.

En el caso del arrendamiento, se tienen sectores donde la hectárea vale entre uno y dos millones por semestre, lo que lleva a que los costos globales sean de $6 millones; es decir, de arrancada ese solo item representa el 33% de los costos.

 

Mano de obra

Para Jackeline Vargas Barbosa, directora de la seccional Santander de la Federación Nacional de Cacaoteros, Fedecacao, en la canasta de costos para el establecimiento del cultivo (toma tres años hasta llevarlo a punto de equilibrio) tiene gran significancia la mano de obra y fertilizantes, con un 50% cada uno.

Los costos para la implementación de una hectárea de cacao en Santander, de acuerdo con la directiva cacaotera, son del orden de los $14 millones.

“Los insumos abarcan el material vegetal (1.200 plántulas a $1.700 cada una en promedio), fertilizantes (químicos, orgánicos y enmiendas) y maderables para sombrío (dependiendo del modelo se necesitarían unos 100 árboles). Aparte de lo anterior, se suman el costo de herramientas, fungicidas, insecticidas y valor de la tierra o arrendamiento y asistencia técnica”, agrega.

 

Hoja de tabaco

Heliodoro Campos Castillo, gerente de la Federación Nacional de Tabacaleros, Fedetabaco, estima que la mano de obra representa en el desarrollo del cultivo más del 50% de los costos de producción de una hectárea de tabaco Borley, que son del orden de los $9 millones.

“Para sacar adelante esa hectárea se requieren 240 jornales e incluye desarrollo de semilleros hasta la venta, pasando por corte, secado, curado, empaque, desyerbes y demás labores culturales”, explica.

El cultivo de tabaco requiere de mucha mano de obra porque en semillero dura 60 días y en campo 120.

“Con la mano de obra se tiene una gran dificultad, no solo en tabaco, sino en todo el agro del país; pero en este cultivo se siente más por tener alta demanda. Ya no quedan sino las personas de 50 años para arriba; lo jovenes no les interesa el campo y menos, sembrar tabaco que es un cultivo de trabajo duro, con altos riesgos y pocas ganancias”, advierte Campos Castillo.

 

Por las nubes

En palma aceitera, de acuerdo con León Darío Uribe, empresario y cultivador del Magdalena Medio santandereano, para el análisis de costos en un proyecto se tiene que tener en cuenta si se trabaja con material guinnenses o híbrido.

Los costos de establecimiento y mantenimiento al cuarto con guinnenses son del orden de $20.242.445, los cuales se reparten así, sin incluir el valor de la tierra: año cero en el establecimiento ($7.266.424), y sostenimiento en los años 1 ($1.798.865), dos ($1.907.565) y tres (1.996.516); y otros gastos durante esos cuatro años (7.383.257).

Cuando se trabaja con material híbrido OxG (material resistente a la pudrición de cogollo; pero que se tiene que polinizar), los costos son del orden de los $19.758.646.

El establecimiento tiene un valor de $8.356.180 y el sostenimiento para los años 1 ($1.040.050), dos (1.352.086), tres (2.601.622) y otros adicionales (6.408.866).

“Son tres años improductivos, que se le conocen como años de inversión, sin contar con los inmensos riesgos que se corren con este cultivo como por ejemplo, el cambio climático y enfermedades que resienten de manera severa la producción”, indica el palmicultor.

 

Recolección cafetera

Al igual que en todo el país cafetero, la mano de obra es cada día más escasa. La Federación Nacional de Cafeteros, Federacafé, ha dicho que para recoger la cosecha nacional se requieren por lo menos 65 mil trabajadores semestrales.

Y es que la mano de obra es uno de los mayores costos del café, representando, por encima del 35%.

De acuerdo con un productor de Socorro, Santander (uno de los epicentros productivos del departamento junto con San Gil), en esa zona, donde se tienen plantadas aproximadamente 4.000 hectáreas, se tenía un gran temor para afrontar la recolección de la cosecha.

Afortunadamente, esa escasez de mano de obra se suplió con la llegada de trabajadores procedentes de Venezuela.

“Se dice que hay en la región más de 3.000”, señala.

En una finca cafetera que tenga más de cinco hectáreas, en plena cosecha se tienen que tener, aproximadamente, 40 trabajadores.

Una muestra de que la mano de obra es sustancial en la siembra de café y de alta significancia en la canasta de costos, se tiene con la Hacienda El Roble, en la Mesa de Los Santos, Santander, cuando en plena cosecha hay que emplear a más de 500 recolectores.

Santander tiene plantadas 50 mil hectáreas de café de alta calidad.

 

Semilla y fertilización

Colombia importa cerca de 4,5 millones de toneladas de maíz amarillo, las cuales son consumidas, en su gran mayoría, por los avicultores del país.

Las siembras de maíz en Colombia, no suplen esa demanda nacional; de ahí, que los avicultores tengan que importarlo, ya que es su principal materia prima.

De acuerdo con Henry Vanegas Angarita, director ejecutivo de la Federación Nacional de Cerealistas y Leguminosas, Fenalce, los costos de producción en el país, para este grano son altos. El valor de la semilla y fertilización son los dos rubros que más pesan en esa canasta.

“Los costos de producción están por el orden de los $4 millones por hectárea, de los cuales uno se va en fertilización y otro, en semilla; es decir, representa el 50%, un porcentaje muy alto que va contra la competitividad de los productores”, agrega.

Para el directivo de Fenalce, si el productor de maíz quiere obtener un margen de rentabilidad, mínimo, debe producir, 6 toneladas, teniendo en cuenta que el valor de la tonelada se tasa en el mercado a $800.000.

“El que produzca cinco toneladas, que es la media, en varias regiones del país, no está haciendo nada”, explica. Para poder atender la demanda nacional, los maiceros deben sembrar semestralmente 375 mil hectáreas.

 

Cifra

30 mil pesos libres, en promedio, es el valor de un jornal en las zonas campesinas. Un cogedor de café, puede llegar a ganar, en una jornada, $80.000.

 

Dato

La recolección cafetera en Colombia  demanda más de 60 mil personas semestralmente. Ese vacío, como el caso de Santander, ha sido llenado por emigrantes venezolanos, donde en la zona productora se encuentran más de 3 mil trabajadores.

 

Cifra

43,9% de las Unidades Productivas Agrícolas, UPA, de menos de cinco hectáreas con uso agrícola destina cerca de 60% para el autoconsumo, en el país.

 

¿Sabía qué

Debido a la fuerte cadena de intermediación en la comercialización de productos agrícolas, el productor recibe menos de una quinta parte de lo que paga el consumidor en las ciudades.

 

Dato

9.000 millones de personas se deberán alimentar en el mundo en el 2050. De ahí, que la FAO busque crear una cadena de países productores, entre ellos, Colombia.

Credito
Redacción economía

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