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Cuatro meses tuvieron que esperar los aficionados del flamante Chase Center de San Francisco para ovacionar de nuevo a su ídolo Curry, pero el dos veces Jugador Más Valioso (MVP) de la liga les agradeció la espera con una eléctrica actuación de 23 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias y 3 triples en 27 minutos de juego.
Tras 58 partidos de baja por una fractura de su mano izquierda, Curry erró sus dos primeros lanzamientos de tres puntos, pero en el segundo cuarto abrió su cuenta con un tiro anotado entre dos defensores que le hicieron personal.
A partir de ahí Curry calentó la muñeca y protagonizó varias de esas jugadas de cuatro puntos -triple más personal- que han marcado una era en la NBA.
No estaban en la pista por lesión Klay Thompson ni Draymond Green -los otros miembros del trío que conquistaron tres anillos para los Warriors (2015, 2017 y 2018)- pero el base logró que por momentos el Chase Center volviera a revivir la electricidad de aquellas grandes noches.
Fue un duelo entre los dos equipos que disputaron las últimas finales de la NBA y que atraviesan por momentos muy diferentes. Mientras Toronto, el actual campeón, ha resistido a la marcha de Kawhi Leonard y a una plaga de lesiones y se mantiene en un inesperado segundo lugar de la Conferencia Este, los Warriors se vinieron abajo con la lesión de Curry y tienen un triste balance de 14 victorias y 49 derrotas.
“Hay mucha energía en el pabellón, la gente está muy emocionada con tener a Steph de vuelta. Steph será una leyenda para siempre aquí y es muy divertido tenerle de nuevo”, dijo el entrenador de los Warriors, Steve Kerr.
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