La devoción en Ibagué por el beato José Gregorio Hernández

Crédito: Hélmer Parra / EL NUEVO DÍA
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Hoy será beatificado el ‘Médico de los Pobres’, y en el Tolima habrá júbilo entre sus creyentes, uno de ellos, el médium Ernesto Jiménez.
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Más de 70 años después de haberse iniciado el proceso de canonización, el doctor José Gregorio Hernández Cisneros será beatificado hoy en Venezuela, luego de que la Comisión Teológica del Vaticano comprobara un milagro sobre una niña de 10 años.

El también llamado ‘Médico de los Pobres’, que nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, estado Trujillo en Venezuela, ha ganado devotos en varios países de Suramérica, entre ellos Colombia, por lo que muchos de sus seguidores esperan con ansias la ceremonia.

Cuando sean las 9 de la mañana (10 a.m. en Venezuela), los miles de devotos que hay en el Tolima se unirán en celebración por este acontecimiento, el cual esperaban desde 1949.

En el Departamento existen personas que han sido sanadas por este médico que fue elevado en 1972 como Siervo de Dios, luego de ser reconocido como persona virtuosa gracias a su apoyo a los más pobres con sus conocimientos en la medicina.

También celebrarán los médium y espiritistas que hay en la Capital Musical, que con sus dones y oraciones encaminan a que muchas personas reciban milagros de José Gregorio, quien el 16 de enero de 1986 fue nombrado Venerable por Juan Pablo II.

Ernesto Jiménez es un médium que en Ibagué sana por medio de rituales dirigidos al venezolano que hoy será beato, luego del Decreto firmado el 18 de junio de 2020 por el Papa Francisco.

Jiménez nació en Cajamarca y vivió en Ibagué hasta los 16 años, su fe hacia el nuevo beato creció tanto, que viajó a Venezuela para aprender sobre la vida y obra de Hernández, luego se capacitó en la rama espiritual en Perú y Ecuador, para retornar hace cuatro años.

El médium, que pone primero a Dios, asegura que los devotos esperaban la beatificación hace muchos años, y con esta confirmación de la iglesia católica se anuncia que los milagros realizados son muy grandes.

“Existía un gran conflicto espiritual, porque muchas personas han usado el nombre de José Gregorio para cosas no debidas, hay una asociación con la brujería, y eso fue impedimento para que lo nombraran beato, afortunadamente se comprobaron sus milagros”.

 

El ritual

Beato

La devoción es tan elevada, que muchos desahuciados ponen su fe en José Gregorio gracias a los milagros. Ernesto Jiménez se desempeña en invocarlo, ya que por medio de él, sin que el paciente diga qué sufre, le indica la necesidad, las dolencias.

“El doctor a través de su santo espíritu me muestra los síntomas y me da una claridad de cómo se pueden mejorar física y espiritualmente esas enfermedades que muchas veces con la ciencia médica no son posibles sanar.

“Con esta aceptación, con el permiso de la iglesia católica vamos a expandir la fe, porque debido a ese conflicto espiritual, no veía con buenos ojos la fe que se manejaba al Doctor; existirán incluso iglesias dedicadas para ampliar esa fe”, aseguró Ernesto Jiménez.

Dentro de las sanaciones que ha realizado a niños, jóvenes y ancianos, está una que lo marcó, se trató de una mujer de Saldaña que sufre cáncer de pulmón, cuenta que cuando arribó a su consultorio, vio entrar una persona a la que le daban meses de vida.

“Ello empezó juiciosa su tratamiento, y es un testimonio vivo de cómo primero Dios, y el Doctor, cambiaron la forma de ver la vida, ya es sana, va en proceso. También tengo muchos casos de enfermos por úlcera varicosa, y en un mes experimentan sanación”, asegura.

Una parte del rito, luego de las oraciones que Jiménez hace sobre la persona en su consultorio, que está llenó de imágenes del médico, consiste en que el paciente destina un espacio de su vivienda para adoptar un altar.

Este altar consta, además de la imagen del ‘Médico de los Pobres’, de un vaso de agua, una copa de alcohol, una jeringa y un copo de algodón sobre un pañuelo blanco; muchas personas en su sanación sienten, ya sea un pinchazo de aguja o como si lo suturaran y con el tiempo sana.

 

Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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