Ibagué, Maquila y Moda: más allá de prendas y desfiles

FOTOS JORGE CUÉLLAR Y HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Camerinos agitados por los rápidos cambios de prendas durante las pasarelas, maquillaje acorde con la colección, personal ultimando detalles... Así fue el diario vivir del equipo humano de la feria para que los espectadores disfrutaran de este certamen por tercer año consecutivo.

El evento que refleja la vocación textil y confeccionista de la ciudad finalizó, tras tres días en que ibaguereños y visitantes se deleitaron con “la innovación y transformación, al natural” de los diseñadores que participaron en esta tercera edición.

El auditorio del conocimiento, el centro de convenciones Alfonso López Pumarejo, el hotel Ambalá y las dos pasarelas ubicadas a las afueras de la Gobernación y la Alcaldía sirvieron de escenario para reunir a expertos en moda, conferencistas, 103 expositores, ruedas de negocios, modelos de tallas nacional y regional que atrayeron a cerca de tres mil espectadores superando las expectativas del año anterior.

Detrás de la feria, más de 300 personas entre camarógrafos, sonidistas, periodistas regionales y nacionales, diseñadores, maquilladores y comités de logística integraron el equipo humano que laboró cuidadosamente para no perder detalle y ratificar por qué Ibagué, Maquila y Moda es el certamen de alta costura más importante del centro del país.

Un día en las pasarelas
Al llegar a las pasarelas, un grupo de personas custodiaban el escenario para evitar ingresos no autorizados; unos metros adelante, los modelos ensayaban y recibían instrucciones, mientras, a su alrededor, el comité encargado hacía pruebas de sonido y de luces para el desfile, otros ubicaban las cámaras de vídeo y fotografía, otros acomodaban el mobiliario y la publicidad de las marcas; otros más, aseaban el lugar.

Hora y media antes del desfile, los modelos regresaban al lugar para alistarse y hacer su mejor presentación; al fondo se ocultaba el otro equipo de trabajo en los espacios pro­hibidos para los espectadores: la sala de maquillaje y los vestieres.

Entre la preparación y el desfile, el aire de tensión: mujeres y hombres con sus pinceles maquillando, contrastado con otros vistiendo las prendas y ajustándolas a su medida. En el pasillo, un televisor indicaba el turno de salida y pequeños avisos con frases como: “Nada de tristeza, diviértete y acábalos con tu energía”; “controla la pasarela”, “róbate el show”, “si te caes no habrá tequila” y “róbate los paparazis” estaban presentes para darles ánimo y seguridad a los modelos.

Afuera los asistentes observaban atentamente uno a uno los modelos, identificando cada colección y, de paso, conociendo a los más cotizados cuerpos que, a diario, a través de la pantalla chica, llegan hasta sus hogares. Al final, en escena, rodeado de modelos y aplausos aparece el diseñador, quien saluda al público en señal de agradecimiento.

El balance
Martha Cecilia Niño, integrante del equipo de comunicaciones del certamen, calificó como positiva la tercera edición de Ibagué, Maquila y Moda; no obstante, explicó que en la ciudad falta cultura para participar en este tipo de eventos.

“Dentro de la logística hemos avanzado, indudablemente, pero aún nos falta mucha cultura. Este año aprendimos que no se aplaude en los desfiles sino al final, cuando sale el diseñador con todos sus modelos y da las gracias por su atención. Hay cinco puntos básicos: uno de ellos, la actitud que debe asumir la persona que está sentada frente a una pasarela, con cultura y tranquilidad, porque la pasarela es cultura, pues nos está trayendo información de moda”, expresó.

“Este evento deja en alto a la ciudad y cada vez va a ser más grande, superó las expectativas; la visita de la prensa nacional y regional fue abundante, alrededor de unos 150 periodistas, como Caracol, RCN y CM&... También trajimos una diseñadora internacional, la argentina Paula Grey, quien presentó una pasarela Eco, amigable ciento por ciento con el medio ambiente”, puntualizó.

Los gustos
EL NUEVO DÍA preguntó a los modelos por sus gustos a la hora de vestir, que, incluso, a veces distan de las prendas que lucen en pasarela.

Luis Felipe Cortés
“No me gustan las camisas que tengan bolas, porque si bien es una moda setentera hay otras prendas que similan esa moda, pero, definitivamente, bolas no, eso es lo único. De resto no soy muy conservador, me gusta utilizar cosas a veces locas, zapatos que no se vean o camisas que no se vean, pero que vayan conformes con mi personalidad; siempre me han gustado los diseños de Carlos Nieto, definitivamente”.

Maira Mossos dijo, en cuanto a la prendas que lucío, que en su ropero tendría los diseños de Tina Neuman y Bettina Spitz, al tiempo que comentó que no le gustan los pantalones. “Me toca usarlos para algunas ocasiones, aunque prefiero las faldas y los vestidos”.

Paula María Delgado, por su parte, expresó que no se atrevería fácilmente a lucir ropa interior o vestidos de baño que sean de dos piezas en un desfile. Así mismo, comentó que gusta de tener nuevos retos en el estilo y lucir diferentes prendas; sin embargo, “el color gris no me gusta mucho, porque me parece que es un poco oscuro”.

Adriana Alarcón, quien ha participado en la Pasarela Rosa, confesó que los vestidos de baño no son su mejor aliado: “Aunque mi cuerpo está tonificado, me da pena salir a la pasarela y que de pronto se meta la tanga o algo así, por el estilo; me gusta lucir otras prendas: lo importante es salir
bien a la pasarela”.

Entre tanto, Andrés Jiménez se refirió a que la ropa interior para los hombres muy pequeña no le agrada: “Por comodidad, me gustan los bóxer”.

Credito
EL NUEVO DÍA

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