Al día siguiente del anuncio de una retirada de “una parte significativa” de las fuerzas comprometidas desde septiembre de 2015, la televisión rusa retransmitió durante toda la jornada imágenes de los soldados desembarcando en territorio ruso.
Algunos fueron recibidos por una pequeña multitud con consignas patrióticas, otros por altos oficiales del ejército que les agradecían su labor.
“El batallón de policía militar del distrito militar del sur (de Rusia), que estaba desplegado en Siria, fue conducido por dos aviones de transporte militar al aeropuerto de Majachkalá”, capital de Dagestán, indicó el ejército ruso en un comunicado.
Aviones A-50 aterrizaron en la región de Ivanovo, al noreste del Moscú. Bombarderos Tu-22M3 salieron del aeródromo de Osetia del Norte, en el Cáucaso ruso, desde donde despegaban para atacar Siria, para alcanzar su base permanente en las regiones de Kaluga, en el centro de Rusia, y de Murmansk, en el norte.
El lunes por la mañana, de camino a una gira por Egipto y Turquía, Putin hizo una escala inesperada en Siria por primera vez desde el inicio del conflicto, hace seis años, que ya deja al menos 340 mil muertos y millones de desplazados y refugiados.
“Sí, la amenaza terrorista sigue siendo muy elevada en el mundo. Sin embargo, la misión de luchar contra los grupos de terroristas aquí, en Siria, que era necesario con los medios de gran envergadura de las fuerzas armadas, fue alcanzado en su totalidad, y de manera brillante”, insistió.
Según el jefe de las fuerzas rusas en Siria, el general Serguei Surovikin, 23 aviones y dos helicópteros rusos debían abandonar Siria, seguidos por unidades de la policía militar, unidades de desminado y médicos del hospital de campaña.
Fuentes anónimas cercanas al ejército ruso indicaron a los diarios RBK y Kommersant que se trata de “dos tercios del contingente y de los equipos”.
Rusia mantendrá una presencia en el aeródromo de Hmeimim y en la base naval rusa de Tartus, para poder “atacar con una fuerza nunca vista” a los terroristas “si levantan la cabeza”, recordó su portavoz, Dmitri Peskov.
La intervención rusa cambió la situación en Siria, permitiendo a Asad recuperar una gran parte del territorio en manos de los rebeldes y del grupo yihadista Estado Islámico (EI), este último aislado ahora en pequeñas zonas o bolsones.
Putin ya había ordenado la retirada de una parte del contingente ruso en Siria en marzo de 2016.
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