En lo que se ha considerado como la primera gran guerra mundial ‘ciberdiplomática’ de las muchas que seguramente habrá en el futuro, muy pronto se reunirán en Dubái los miembros de la Organización de Naciones Unidas para estudiar su papel dentro de la nueva realidad global de las comunicaciones.

La verdad es que no son asuntos de poca importancia los que se van a tratar en esta ‘cumbre’, por cuanto de las deliberaciones que allí se desarrollen podrían derivarse políticas y leyes internacionales que, a corto y largo plazo, terminarán afectando a todos los países en todas sus áreas.

Telefónica mundial

En efecto, este no es simplemente un asunto que tenga que ver con aficionados al Internet, sino que se trazarán líneas de acción que pueden tocarse con las realidades políticas, económicas, sociales, incluso ideológicas de todas las naciones del mundo.

En una primera instancia, se ha sabido, por ejemplo, que un grupo de países del que forman parte China y Rusia, estarían liderando una proposición que busca que Internet quedé bajo una autoridad única, dependiente de la ONU, que se llamaría International Telecommunications Union, ITU, (Unión Internacional de Telecomunicaciones), que sería la que definiría los estándares técnicos para las llamadas telefónicas en todo el mundo.

Y, como ha sido costumbre desde hace más de un siglo, las propuestas rusas o chinas, tienen su contraparte en las que se originan en los Estados Unidos y este caso, obviamente, no es una excepción, especialmente por el sensible carácter que para los Estados tienen los sistemas de comunicación.

Estados Unidos se ha mostrado abiertamente en desacuerdo con la iniciativa de rusos y chinos al afirmar que poner Internet en el control de Naciones Unidas atenta contra la naturaleza libre e independiente del ciberespacio, además de que puede causar impactos negativos en áreas tan conflictivas como los sistemas de libre comercio, la libertad de expresión e incluso se podría actuar injustamente en contra de los disidentes en algunos países.
    
El voto del tercer mundo
Esto indica, según los expertos, que habrá una tendencia consolidada hacia esta propuesta que estaría respaldada por Estados poco o nada democráticos en el medio y lejano oriente, mientras que las principales naciones occidentales harán bloque en contra de tal iniciativa de establecer un control mundial a las comunicaciones, particularmente el Internet.

Los mismos analistas prevén que las dos tendencias van a neutralizarse y harán que sea el voto de los países en vías de desarrollo el que termine rompiendo el equilibrio de fuerzas de las grandes potencias y determinando el rumbo que tome la libertad en Internet.

“El resultado más probable es un empate, y si eso ocurre no habrá cambios drásticos, aunque podría cambiar si los países en vías de desarrollo realizan una gran ofensiva, pero hay mucho descontento con la forma en que Internet está gobernada y Estados Unidos tendrá que lidiar con eso en algún momento”, afirmó a los medios internacionales, James Lewis, director de Tecnología y el Programa de Política Pública del Center for Strategic and International Studies, con sede en Washington.

Lo cierto es que sea cual sea el resultado de la votaciones que puedan hacerse para definir esta situación, la probable derrota de quienes quieren controlar Internet en el mundo, no se detendrá allí y harán muchos más intentos en el futuro.