¿Un reloj elegante, conectado o fiable? se pregunta la moda

Para los adeptos de la moda que corrían este fin de semana de un desfile a otro en Milán, no es tan fácil decidir lo que deben llevar en la muñeca: ¿un viejo reloj, una microcomputadora o un accesorio chic que no marca realmente la hora?

Antes incluso del mediatizado “Apple Watch”, esperado para este año, ya habían salido relojes que permiten leer correos electrónicos, conectarse a las redes sociales, ver la previsión del tiempo o encender la tetera a distancia.

Para los puristas, estos aparatos podrían desviar la atención del público en las pasarelas, pero tanto críticos como clientes ya hace tiempo que renunciaron a las buenas maneras durante los desfiles, toqueteando sus teléfonos o haciéndose autofotos.

Y si el auge de los teléfonos inteligentes desde hace diez años ha hecho que las muñecas luzcan desnudas, el regreso del reloj podría estar a la vuelta de la esquina, esencialmente desde la llegada, hace tres años, de los “relojes inteligentes” bajo el impulso de Pebble.

Numerosos actores están dentro de este nicho, y todo “geek” que se precie deberá hacerse este año con un Puls, con sistema Android, o con un Activité Pop los deportistas.

Pero puesto que estos relojes son voluminosos y la apariencia “geek” no se encuentra entre las más populares entre los fanáticos de la moda, creadores y desarrolladores rivalizan para intentar conquistar al mercado femenino.

El éxito no ha llegado de momento. Con su modelo “Lutetia”, Ornate asegura haber encontrado el equilibrio, pero su correa de perlas, demasiado vistosa, podría espantar a la clientela de alta gama.

Manecillas invisibles

Otros creadores, como los de la firma italiana D1 Miliano, han decidido dejar a un lado la carrera tecnológica y reformar el reloj para transformarlo en un accesorio puramente estético.

D1 ha presentado su reloj termocromo, el primero del mundo, según la empresa, que cambia de color en función de la temperatura de la habitación en que se encuentra el propietario.

Fruto de la imaginación de Alessandro Pedersoli, un creador de 22 años y de sus tres acólitos, el reloj, de color negro, da paso a un estampado de camuflaje verde o gris con el calor.

Se vende bien, en particular en Oriente medio.

Más que una tinta termocroma, D1 ha recurrido a una resina, ya utilizada en la industria para detectar y alertar en caso de sobrecalentamiento.

Cuando la temperatura de la habitación pasa de los 27ºC, se vuelve transparente y revela el motivo.

Credito
AFP

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