Este es el barrio de Ibagué que pide auxilio a gritos a la Alcaldía

Crédito: Hélmer Parra / EL NUEVO DÍA Tierra desprendida de un deslizamiento sobre parte de una de las vías de acceso al barrio.
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Son varias las problemáticas que señalan los habitantes del sector. La comunidad del barrio pide a la Alcaldía que se les tenga en cuenta, para que de manera conjunta puedan encontrar soluciones viables a los problemas que afectan su buen vivir.

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El barrio Augusto E. Medina, ubicado en la parte alta del noroccidente de Ibagué, justo detrás del Colegio Tolimense, se encuentra inmerso en una serie de problemáticas que impacientan a la mayoría de sus habitantes, indican, que el conjunto de problemas que les atañe, afectan de manera directa e indirecta su bienestar.

Según lo manifestado por Rafael Chapetón, presidente de la Junta de Acción Comunal, son muchas las dificultades por las que atraviesa el lugar, pero las que más preocupan a la comunidad, tienen que ver con los temas de alcantarillado y el taponamiento de una de las dos vías de acceso que posee el barrio, esto último, a causa de un derrumbe ocurrido a finales del mes de marzo del presente año.

Chapetón señala que, una vez iniciada su gestión de liderazgo, ha buscado de forma insistente el apoyo de distintos entes gubernamentales que le ayuden a solucionar los inconvenientes de los que han sido presa algunos de sus vecinos, pero que en reiteradas ocasiones, las respuestas han sido bastante escuetas y en otras, nulas.

Han pasado casi cinco meses desde que un alud de tierra causó el taponamiento de la vía que le conecta con el barrio Alaska, por el cual transita una única ruta del transporte público que atiende el sector, algo que perjudicó en gran medida los tiempos de desplazamiento de los habitantes, pues afectó el buen funcionamiento de dicha ruta, por lo que era necesaria una intervención a esta problemática.

Buscando soluciones

Algunos vecinos tomaron la iniciativa, y con palas y azadones, trataron de mitigar un poco el problema, sin embargo, debido a la gran cantidad de tierra que debía ser removida, este accionar les resultó insuficiente, por lo que se hacía necesaria una intervención más idónea, para este caso en concreto, el oficio de los entes de gobierno.

“Después del deslizamiento, yo empecé a ‘golpear puertas’ en busca de ayuda, la cual fue brindada por la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo, una ingeniera facilitó la maquinaria para la habilitación del paso vehicular a un carril, pero aclaró luego, que esa labor le correspondía a la Secretaría de Infraestructura”, dijo Chapetón.

La búsqueda de soluciones administrativas a esta situación, fue emprendida por el líder comunal el 30 de marzo cuando radicó un oficio ante la Secretaría de Infraestructura Municipal solicitando la remoción de la tierra que aún permanecía en la vía. La respuesta a esta petición llegó el 25 de abril, pero no fue la esperada por la comunidad.

Desde dicha cartera, le indicaron a Chapetón que aún no se podría realizar la intervención, puesto que esto solo sucedería al momento de quedar habilitadas las contrataciones de maquinaria y personal. No obstante, hasta la fecha, aún se posa sobre un sector de la vía una gran cantidad de tierra.

No se ponen de acuerdo desde la Administración 

La secretaria de Ambiente y Gestión del Riesgo, Carmen Sofía Bonilla, indicó que la competencia de la entidad a la que pertenece es nula frente al caso puntual de la remoción de tierra posada sobre una de las vías del barrio Augusto E. Medina, ya que no poseen la maquinaria para esta labor. Señalando que la responsabilidad de esta acción recae sobre Secretaría de Infraestructura.

“En la emergencia, damos respuesta oportuna, luego articulamos la atención en las áreas vulnerables promoviendo la cooperación interinstitucional para la mitigación del riesgo. Nosotros asesoramos a las comunidades en las zonas de desastre y realizamos estudios técnicos para el manejo de los desastres”, dijo la Secretaria, puntualizando las competencias de su entidad.

En este ‘tire y afloje’ el presidente de la JAC el pasado 11 de julio llevó a la Secretaría de Infraestructura del Municipio, un oficio solicitando nuevamente apoyo para retirar el derrumbe que lleva más de tres meses y que obstaculiza la vía principal. 

Pero según  Chapetón Vanegas, en dicha dependencia le indicaron que la problemática la debía atender la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo, por lo que no recibieron el documento, además le corrigieron el nombre de la dependencia a quien se debía dirigir. 

EL NUEVO DÍA intentó comunicarse vía telefónica y WhatsApp con el titular de la cartera de Infraestructura, Diego Herrán, pero al cierre de esta edición no se había obtenido respuesta. 

Al insistir a través de la oficina de comunicaciones una explicación entregada es que esta dependencia no es la responsable de accionar la remoción de tierra, argumentaron que la Secretaría de Infraestructura se encarga exclusivamente de las obras ya construidas. Asimismo, se reiteró que el organismo encargado de atender este asunto es la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo.

En medio de estas respuestas quedan los habitantes a la espera de recibir la ayuda requerida.

Gestión vecinal

En su afán por mitigar un poco los daños y riesgos suscitados por el desprendimiento constante de tierra, algunos habitantes han tomado sus propias medidas para contener esta situación. “Acá entre los vecinos nos pusimos a llenar unas estopas llenas de la misma  tierra, las cuales nos sirven de contención, para evitar que se siguiera viniendo más para acá”, señaló Flor María Morales, una de las personas directamente afectadas.

A raíz del inconveniente causado por el desprendimiento de tierra, se han venido presentando otro tipo de problemas que tienen incómodos a una gran cantidad de familias, como malos olores causados por aguas residuales y proliferación de zancudos. 

Pozo con aguas residuales al interior de una vivienda.

Pozo con aguas residuales al interior de una vivienda.

Más problemas con el alcantarillado

 

Aparte de las problemáticas exhibidas, las personas que habitan en la parte más alta del barrio, muestran su preocupación referente a la estructura de la escalera que les permite el acceso a sus moradas.

Libardo Bernal, quien habita el sector desde 1964, se muestra crítico ante la situación por la que atraviesa el barrio. Aduce que el abandono para con el mismo es muy evidente. Advierte que la situación concerniente con estas escaleras podría desencadenar en una tragedia.

“El problema de estas escaleras viene de varios años atrás. Por acá se llega a un tanque del Ibal, y ellos (Ibal) han hecho algunos arreglos. Pero el problema no está ahí, el problema está por debajo, donde se filtra el agua de la alcantarilla”, dice Bernal.

Las difíciles condiciones en las que viven algunos de los habitantes de este barrio es evidente. Por esto, envían un clamor de auxilio a las entidades pertinentes, un poco de esperanza que alivie sus latentes necesidades.

Alcantarilla con filtraciones en la parte alta del barrio.

Alcantarilla con filtraciones en la parte alta del barrio.

Aguas negras y malos olores

 

El 11 de octubre de 2019, muy cerca al lugar donde aconteció el alud, hubo un problema de inundación, causado por el colapso de un tubo por el que circulaban aguas residuales. Este daño, según un informe del Ibal, dejó un hueco de aproximadamente 1.50 metros (m) de ancho, 5 m de profundidad y 5 m de largo sobre la vía principal del barrio, además, afectaciones en varias viviendas, cuyo nivel está por debajo del de la carretera.

Una de las casas llegó incluso a sufrir daños estructurales, se trata de la vivienda en la que habita Celestino Feria, ubicada sobre la calle Primera con carrera 10. Allí, el daño se debió a que una de las conexiones de la red de alcantarillado, la cual pasa por debajo de la casa, presentó rompimiento en uno de sus tubos, haciendo que las aguas negras que circulan por este, quedaran expuestas y formaran empozamiento en la parte trasera de la vivienda.

Esta situación no afecta exclusivamente a este ciudadano. Las familias que habitan en las casas que limitan con la de Feria en su parte trasera, vienen padeciendo los malos olores que emanan desde allí, haciendo que este problema trascienda a lo general. El inconveniente es grave, pero aseveran algunos miembros de la comunidad que este no es el único, y que de allí, se ha formado otra dificultad.

Mayerly Ortiz, habitante del barrio, indica que debido al deslizamiento de tierra, las aguas lluvias modificaron el curso que solían llevar, haciendo que el alcantarillado en cuestión reciba ahora más cantidad de agua, incrementando la posibilidad de inundaciones a las casas aledañas que fueron construidas en niveles más bajos.

Credito
Redacción Ibagué

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