En Nueva York, que salió casi ilesa del huracán, degradado a tormenta tropical el domingo, la situación se normalizaba ayer: los transportes públicos reiniciaron actividades, mientras que los tres aeropuertos de la ciudad reabrieron sus operaciones para vuelos de arribo.
Pero si Irene perdonó a Nueva York, no ocurrió lo mismo con el estado de Vermont (Noroeste), fronterizo con Canadá, que sufrió grandes inundaciones, las peores desde 1927, según reportaron las autoridades locales.
En la capital Montpelier, el agua empezó a ceder ayer, hacia el mediodÃa, y cerca de 37 mil 500 personas se encontraban sin electricidad.
“En algunos lugares ni siquiera podemos acercarnos al dañoâ€, dijo el gobernador de Vermont, Joe Kraus, al referirse a la geografÃa de la región, pues está en medio de un complejo montañoso, sin salida al mar y bañada por cientos de rÃos y arroyos que corren en los valles.
En Nueva York, las vÃctimas se dividieron asÃ: seis muertos por cada uno de los estados de Carolina del Norte y Pennsylvania, cuatro en Virginia, tres en Nueva Jersey, dos en Connecticut, Florida y Vermont, y uno en Maryland, según recuento.
La mayorÃa de las muertes fue producida por caÃda de árboles, accidentes de tránsito o en momentos en que las personas fueron arrastradas por las inundaÂciones.
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