"Para proteger a nuestro país (...) he decidido implantar un sistema de visado obligatorio para todo estadounidense que ingresa a Venezuela", dijo el mandatario en un encendido discurso ante una multitud de chavistas transmitido en cadena de radio y televisión obligatoria.
Maduro advirtió además que "un conjunto de jefes políticos de Estados Unidos que han violado los derechos humanos bombardeando" a países como Siria, Irak o Afganistán "no podrán ingresar a Venezuela por terroristas".
Citó al expresidente George W. Bush, al exvicepresidente Dick Cheney y a los legisladores de origen hispano Bob Menéndez, Ileana Ros Lethinen y Marco Rubio, además del ex legislador Lincoln Díaz Balart.
Los cuatros legisladores de origen hispano fueron incluidos al ser considerados responsables "de la política belicista e irracional contra el pueblo venezolano", dijo la canciller Delcy Rodríguez en declaraciones a la cadena televisiva multiestatal Telesur.
Rodríguez, quien precisó que la prohibición de ingreso es de por vida, calificó el conjunto de acciones anunciadas por Maduro como "enmarcadas en el derecho internacional y la Convención de Viena que rige las relaciones entre estados".
En su mensaje en cadena televisiva Maduro explicó que tomó la decisión de exigir visado tras la captura de un piloto estadounidense de origen latinoamericano en el estado de Táchira (oeste), sospechado de realizar actividades "encubiertas" de espionaje.
El presidente se abstuvo de dar cualquier precisión sobre la identidad del detenido, la fecha de arresto u otros detalles del caso.
Respecto de las visas a estadounidenses, Maduro dijo que serán cobradas en dólares y al mismo precio que los venezolanos pagan al solicitar el visado para Estados Unidos.
En otras de sus medidas, Maduro ordenó a la cancillería venezolana, hasta donde lo permita la convención de Viena que rige las relaciones diplomáticas, "reducir, adecuar y limitar el numero de funcionarios estadounidenses" en la embajada en Caracas.
Los estadounidenses "tienen 100 funcionarios, nosotros tenemos 17 (en Washington). ¡Términos de igualdad entre los estados", proclamó Maduro ante la multitud reunida en torno del palacio presidencial de Miraflores al cumplirse 26 años del levantamiento popular conocido como el "Caracazo."
Reuniones supervisadas
El mandatario también advirtió que, basándose en el articulo 41 de la Convención de Viena, toda reunión que celebren los diplomáticos estadounidenses en Venezuela deberá ser conocida y autorizada previamente por el gobierno local.
"Se acabaron las reuniones conspirativas de esos funcionarios", dijo Maduro, quien en los últimos días ha endurecido su discurso contra la embajada de Estados Unidos en Caracas, a la que acusa de "injerencias y abusos" y de reunirse con opositores venezolanos.
El punto 2 del artículo 41 de la convención señala que "los asuntos oficiales de que la misión esté encargada por el Estado acreditante han de ser tratados con el Ministerio de Relaciones Exteriores".
A decir de Maduro, Washington busca a través de su embajada fomentar un golpe de Estado contra su gobierno, y al grito de "¡yanquis del carajo!" el lunes pasado emplazó al presidente Barack Obama a que "rectifique" y ordene el "caos" de su política hacia Venezuela.
En octubre de 2013, Maduro ya había ordenado la expulsión de tres diplomáticos estadounidenses, entre ellos la encargada de negocios, a quienes acusó de reunirse con opositores para "sabotear el sistema eléctrico y la economía" de Venezuela.
Desde la llegada al poder, en 1999, de Hugo Chávez, un ferviente crítico de la "política imperialista" estadounidense, Washington y Caracas han sostenido distintos roces diplomáticos que desembocaron en el retiro de embajadores desde 2010. En los últimos dos años, al menos ocho diplomáticos han sido expulsados.
En diciembre, Estados Unidos impuso sanciones, incluyendo restricciones de visas y en algunos casos congelamiento de bienes, a funcionarios venezolanos involucrados, según afirmó, en casos de violaciones de derechos humanos y corrupción.
Pese a las tensiones en el plano político, Estados Unidos sigue siendo el principal cliente del petróleo venezolano, que paga con dinero líquido.
Maduro, enfrentado a una severa crisis económica y una profunda caída de su popularidad, ha redoblado en los últimos meses sus denuncias sobre planes de golpe y magnicidio, en las que con frecuencia involucra a Washington.
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